Según Bonilla (2003), aporta lo siguiente:
“…se denominan TIC, al conjunto de procesos y productos derivados de las nuevas herramientas (hardware y software), soportes y canales de comunicación relacionados con el almacenamiento, procesamiento y transmisión digitalizados de la información, que permiten la adquisición, producción, tratamiento, comunicación, registro y presentación de informaciones, en forma de voz, imágenes y datos contenidos en señales de naturaleza acústica, óptica o Electro-magnética…” (p.58)
Según Delors (1997) se hace necesario desarrollar desde la primera infancia la capacidad progresiva no sólo de aprender, sino de usar un tipo de razonamiento a modo de “investigación” hipotético-deductiva, que permita a todos y cada uno de los ciudadanos estar mejor preparados para hacer frente a los sucesos que acontecerán. Actualmente, la Tecnología de la Información puede ayudar a los profesores en esta tendencia pedagógica fundamental. (p. 64)
Los educadores deben tener presente que los efectos de las TIC sobre el aprendizaje no son inmediatos. Por ejemplo, sería necesario esperar el cumplimiento de objetivos globalizados de una cátedra específica para evaluarla, esto pudiera demorar meses o en su defecto hasta años. Por otro lado, el uso de las TIC impone el aprendizaje en un contexto social, haciendo ese aprendizaje holístico, aspecto este que dificulta más la evaluación de los efectos. Con estas reflexiones como base se pueden describir. (De Pablos, 2002. p. 135).
Brunner (2003) dice que: “…incluyen la electrónica como tecnología base que soporta el desarrollo de las telecomunicaciones, la informática y el audiovisual…” (p. 89)
Cabrera (2005) “define TICs en su dimensión social como:
“…las TIC son tecnologías de gestión e innovación que se basan en sistemas o productos que son capaces de captar información multidimensional, de almacenarla, de elaborarla, de tomar decisiones, de transmitirlas, difundirla y de hacerlas inteligibles, accesibles y aplicables en correspondencia con el fenómeno a transformar…(p. 23)
Condemarín (2001) contribuye afirmando lo siguiente:
“Su singularidad es la constante innovación que posibilitan y la cada vez mayor capacidad de tratamiento de la información. Abarcan una gran variedad de herramientas de tratamiento de datos, y de símbolos que representan información para sus usuarios, por lo que sus sistemas y productos guardan relación, y afectan el pensamiento, la comunicación y la práctica cotidiana convirtiéndose en un eminente proceso cultural”. (p.105)
Las tecnologías de la información, a lo largo de la historia, han contribuido a construir nuestras estructuras mentales. El paso de la cultura oral a la escrita significó transformaciones radicales en la forma de percibir y procesar la información y en la manera como somos conscientes de nuestra propia historia. (Pindado, J. 1998, p. 61-67.)
Cox (2000) en el programa de informática educativa comenta que “…las TICs tiene sus orígenes en las llamadas Tecnologías de la Información (Information Technologies o IT), concepto que aparece a finales de los años 70, el cual alcanza su apogeo en la década de los 80 y adelanta el proceso de convergencia tecnológica de los tres ámbitos, la electrónica, la informática, y las telecomunicaciones en las TIC que se produce en la década de los noventa. (p.135)
Se denomina Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, en adelante TIC, al conjunto de tecnologías que permiten la adquisición, producción, almacenamiento, tratamiento, comunicación, registro y presentación de informaciones, en forma de voz, imágenes y datos contenidos en señales de naturaleza acústica, óptica o electromagnética…” (Hilbert 2001: p. 168)
Una vez conocido el papel determinante que las nuevas tecnologías desempeñan en nuestra sociedad debemos comprender que los procesos educativos se verán maximizados con el uso de las herramientas tecnológicas debidamente adaptadas a las necesidades curriculares. (De Pablos, J. 2002: p. 56)
Hemos de reconocer, tal y como argumenta el profesor Camacho (1995: 416), que: “Sin menospreciar el componente artístico de la tarea docente, resulta evidente que la tecnificación de los procesos educativos es un hecho irreversible. La educación se apoya cada vez más en principios científicos y técnicos, tendiendo a identificarse con un modelo tecnológico de información y comunicación”.
Las Nuevas Tecnologías Aplicadas a la Educación en los planes de formación inicial del profesorado, nos ha servido para comprender la enorme importancia que tiene la formación de actitudes positivas hacia el uso de los recursos didácticos de alta tecnología por parte de los alumnos. Sin esta “mentalización”, “concienciación”, “sensibilización” inicial, difícilmente podrá emerger en nuestros alumnos la necesaria predisposición que abone el terreno a la capacitación en el dominio de los recursos y su adecuada aplicación en procesos educativos. (Bartolomé, Antonio 2000. p. 134)
Los alumnos convencidos por la fuerza de la razón, y no por la razón de la fuerza”. Han de ser los propios alumnos quienes desde su reflexión justifiquen su posicionamiento ante la inclusión de las nuevas tecnologías como medio didáctico y como contenido curricular. Nada se logrará si no es a través de su convencimiento. (Bernard J, Poole 2001: p. 174)
Para lograr que, en los planteamientos de base en el empleo de las nuevas tecnologías, prive su sistematización e integración coherente en relación con los procesos didácticos, hemos de superar el nivel de sensibilización inicial justificando nuestras decisiones con respecto al cuándo, cómo, por qué, para qué y con quiénes haremos uso o no de un determinado recurso tecnológico en procesos educativos. (Marquéz, P. 2006: p. 135)
Sería más procedente pensar bajo la perspectiva de programas educativos que incorporan nuevas tecnologías que hacerlo, como sucede en ocasiones, bajo el supuesto de aplicar a la educación programas de nuevas tecnologías. (Escudero, 1995: 406).
Demasiado a menudo, no es la máquina la que se adapta a las necesidades y perspectivas educativas del maestro, los alumnos y la comunidad, sino que son estas necesidades y perspectivas las que se adaptan a la tecnología. (Apple, M., 1989: 170).
Siguiendo algunas de las conclusiones a las que llega el profesor Grau la actividad tecnológica y su correspondiente toma de decisiones requiere del usuario no sólo capacidad científico-técnica, sino cierta independencia de juicio y una actitud crítico-reflexiva. (Olivar, A. (2003: p. 97)
El usuario reflexivo y el consumidor crítico pueden seleccionar tecnologías apropiadas, sin convertirse en sujeto pasivo, cultural y tecnológicamente condicionado por la imposibilidad de articular un juicio fundado. (Grau, J., 1995: 84).
En este sentido, si atendemos al papel tan importante que juega la información en el mundo actual, nos daremos cuenta de la urgente necesidad de enseñar a seleccionar los mensajes, interpretarlos de manera crítica y clasificar olas de información discontinuas y heterogéneas a conocimientos organizados y coherentes. (Castells, M. 1998: p. 158)
En los tiempos que corren, nos encontramos continuamente expuestos a un elevado caudal de información e influencias desde muy diversos conductos. Si no somos capaces de llevar a cabo las síntesis oportunas y de someter a crítica la información que recibimos, quedaremos a merced de los últimos o más fascinantes impactos que recibamos. Desde esta perspectiva, la educación institucional cumple un importante papel y a ella se le encomienda esta habilidad de sistematización. (Pindado, J. 1998: p 147)
Finalmente: "Para que las altas tecnologías se instalen en la escuela, el profesor tiene que conocer el potencial de los distintos medios, estar persuadido de su utilidad como ayudas instrumentales, ser capaz de decidir cuál o cuáles de ellos son los más adecuados en las diferentes situaciones didácticas, conocer sus modos de aplicación y evaluar su eficacia". (Camacho, 1995: 432-433).
Ninguna inversión del sistema educativo puede ser más rentable: la calidad de la enseñanza que se imparte en los centros donde se forman los futuros responsables de la calidad de la enseñanza de todo el país. Es esencial que estos centros no se conviertan en lugares donde los futuros docentes aprendan como no hay que enseñar, dado que está suficientemente demostrado que “…Los profesores no aplican los métodos que les han predicado, sino los métodos que les han aplicado, durante su período de formación” (Fernández Muñoz, R., 1994: 71).
En este mismo orden de cosas, algunos autores coinciden en afirmar que uno de los problemas que podemos observar, en los maestros actuales, es que no aprendieron con audiovisuales cuando fueron formados en la profesión y ello les ha acarreado serias dificultades a la hora de implementar modelos de enseñanza con el auxilio de las nuevas tecnologías en su intervención docente. (Sancho, 2000: p. 124)
Dado que tal y como expresa el profesor Camacho (1995: 431): “…los alumnos enseñados con determinados recursos se encuentran más fácilmente inclinados a hacer uso de ellos en su futuro desempeño profesional, resulta patente la necesidad de tecnificar la práctica docente de los formadores”.
Como ejemplo, considerar que durante la formación inicial de los futuros profesores hemos podido confirmar el hecho según el cual, alumnos que eran formados desde un modelo de enseñanza que incorporaba el empleo de recursos tecnológicos, tan pronto tenían ocasión de presentar algún tema de manera individual o en pequeño grupo ante el resto de sus compañeros, utilizaban aquellos recursos que habían sido previamente aplicados con ellos, mientras que aquellos alumnos con los que no se aplicaban estos modelos aunque sí tuvieran conocimiento de su existencia, en sus intervenciones en el aula supeditaban la comunicación al tradicional discurso oral. (Littlen J. Light C. 2002: p. 114)
Estamos convencidos de que la mera introducción de alguna nueva tecnología en el ámbito educativo jamás podrá cambiar la compleja problemática del aula. Se necesitan nuevos modelos de enseñar, aprender e investigar los efectos de la tecnología en la clase. Pensamos que la solución a estos y otros muchos planteamientos vinculados con la práctica escolar no debe buscarse siguiendo recetas convencionales, por lo que requiere el esfuerzo de todos, sólo así podremos alcanzar posibles vías de entendimiento que nos lleven al éxito. (Delors J. y otros, 1996: p 159)
Si pretendemos lograr el cambio hacia una optimización en la calidad de la enseñanza, hemos de dotar a nuestros futuros profesores de instrumentos generadores de cambio. También hemos de tener presente que el cambio pasa necesariamente por acercar el sistema educativo a la realidad social contemporánea. (Castells, M. 1998: p. 157)