Generalidades
Para la selección de materiales, que debe hacerse durante el proceso de diseño, es importante tener en cuenta los diversos factores y variables que se presentan a continuación. Estos parámetros son requeridos en los sistemas de certificación de edificaciones, algunos indirectamente y otros explícitamente. Los certificadores de productos y materiales propenden porque se utilicen aquellos que tengan bajo impacto durante el proceso de producción, aún si esto no está explícitamente solicitado en los sistemas de certificación.
Materiales locales
Para que los materiales sean considerados como “locales” se debe tener en cuenta que la extracción de materias primas y los procesos de producción, cuando los hay, sean realizados a distancias cortas del sitio de construcción. Para la certificación de un proyecto bajo el sistema LEED, se consideran materiales locales los extraídos y procesados dentro de un radio de 500 millas del sitio de la construcción (USGBC, 2009: 379). Sin embargo, en la zona de Tarapoto con la difícil topografía montañosa y las condiciones de las vías y carreteras esto implica una mayor contaminación por transporte terrestre que en condiciones topográficas menos exigentes, con vías amplias de varios carriles, como las de los países industrializados. Otros sistemas de certificación, como el inglés BREEAM (Building Research Establishment’s Environmental Assessment Method) también hacen énfasis en la utilización de materiales locales cuyo objetivo es minimizar al máximo y en la medida de lo posible las emisiones de CO2 causadas y/o energía utilizada en el transporte de materiales desde el sitio de producción hasta el lugar de la obra (BREEAM, 2008).
Es evidente que en muchos casos es necesario utilizar materiales de otros lugares. En los casos en que se utilicen, es conveniente evaluar otros aspectos de sostenibilidad que mitiguen los efectos negativos del transporte. No se trata, en ningún caso, de una medida proteccionista de industrias locales.
Materiales renovables
Los materiales renovables son aquellos que son producidos con materias primas cultivables y/o de crianza animal, como madera, fibras vegetales, cueros y fibras animales. Para la utilización de materiales renovables se debe tener en cuenta la producción, de tal manera que se garantice la continuidad de la renovación, evitando el agotamiento de la tierra y/o los recursos hídricos. El ciclo de producción o el tiempo de cultivo es un factor importante de la renovación. La madera, el caucho natural, la guadua, el corcho y otros productos vegetales son renovables y son frecuentemente utilizados directamente como materiales de construcción o como materias primas para productos procesados para la construcción.
La utilización no controlada de estos recursos puede conducir a la deforestación y por ende no es aceptable ni considerable como uso de materiales renovables. Para evitar este tipo de actividades surgió el Forest Stwardship Council-FSC, que certifica a nivel internacional los productos de madera cuando estos se procesan con maderas de bosques cultivados para su explotación y se garantiza que no hay deforestación. En Colombia existe representación de la FSC, y algunas empresas del sector maderero cuentan con el sello de certificación FSC. Algunas poseen Certificación por la Unidad de Manejo Forestal mientras que otras cuentan con Certificación de unidad de manejo, Certificación de cadena de custodia, y Certificado de cadena de custodia para la transformación primaria de los productos maderables.
Reciclaje de materiales
Con excepción de algunos productos compuestos (elementos de diversos materiales reforzados con fibra de vidrio, caucho con fibras de acero, etc.) casi todos los materiales son reciclables. Desde el asfalto de las vías y el concreto fundido en sitio hasta materiales como el vidrio y los metales. La industria ha desarrollado nuevos procesos para el reciclaje de materiales los cuales son más o menos complejos dependiendo de la composición de los mismos. El reciclaje de los paneles de yeso utilizados comúnmente en la construcción en seco de muros es un proceso desarrollado recientemente. Con frecuencia, al demoler o desmontar muros construidos con estos, los paneles destruidos van a los basureros y rellenos sanitarios (WRAP, 2005: 2).
Los metales, tanto ferrosos (hierro, acero, etc.) como los no ferrosos (cobre, aluminio, etc.) son materiales fáciles de reciclar. Normalmente se funden y se producen nuevos productos. Al reciclarlos se elimina el impacto ambiental causado por los procesos de extracción y minería, reduciendo el consumo de energía hasta en un 70% de la energía requerida para el proceso completo de producción, en el caso del acero, y hasta en un 95% en el caso del aluminio.
Con el reciclaje de materiales como los polímeros y el vidrio, que tienen un alto nivel de energía gris, se logran ahorros significativos de energía en comparación con la producción de productos nuevos. En el caso de los polímeros el reciclaje contribuye, además, a reducir el consumo de petróleo.
El ladrillo, el concreto y otros materiales pétreos presentan mayores limitaciones para su reciclaje. Sin embargo pueden ser triturados para su uso como agregados, o como bases de rellenos de construcción. El ahorro en términos de energía no es significativo, pero la reducción del impacto ambiental generado por la extracción minera en cuerpos de agua (ríos) y canteras sí justifica ampliamente estos procedimientos de triturado, aún más si se tiene en cuenta que son materiales ampliamente usados en las construcciones. El triturado implica consumos de energía altos, similares o mayores (dependiendo de la distancia a la cantera, para extracción de agregados) a los de la producción inicial (Bedoya, 2003).
El uso de materiales reciclables y/o materiales reciclados es una de las principales estrategias para reducir el impacto ambiental causado por la producción de materiales. La extracción de materias primas, el proceso de producción y finalmente el transporte al sitio de la construcción son actividades que implican emisiones de gases de efecto invernadero y en muchos casos daños ambientales en diversos ecosistemas.
Materiales reutilizables
La reutilización de materiales implica tomar elementos de una construcción existente y utilizarlos nuevamente en otra construcción. Pueden ser utilizados con un uso similar o diferente al cual fueron concebidos inicialmente. Para calificar un material como reutilizado no deben realizarse procesos de transformación mayores (por ejemplo: una viga metálica se corta para ser utilizada para una luz menor, pero si se somete a un proceso como la fundición, ya no es reutilización sino reciclaje). Esta práctica resulta favorable en términos de sostenibilidad ya que se está prolongando la vida útil de los materiales.
Incluir en la práctica del diseño estrategias como el diseño para el desmantelamiento (DfD- Design for Deconstruction), al final de la vida útil del edificio, facilita la reutilización de los componentes y materiales. Al diseñar y construir el edificio se define cómo se “deconstruirá” previendo que los elementos y materiales no se destruyan y puedan ser reutilizados (EPA, 2008: 46).
En Perú es común que las demoliciones sean “vendidas”, es decir, que al demoler una construcción (generalmente casas) el contratista que ejecuta el trabajo paga un valor acordado previamente al propietario y en el proceso de demolición recupera la mayor cantidad de elementos y materiales (tejas, estructuras metálicas, aparatos sanitarios, carpinterías de madera y metálicas, etc.) que luego son revendidos en depósitos de materiales de demolición. En estos casos, la demolición es un proceso lento y artesanal de desmantelamiento con el propósito de salvar la mayor cantidad de materiales y elementos que constituyen la construcción, y la comercialización de éstos se lleva a cabo de manera informal.
Materiales durables
Una vida útil prolongada, representa uno de los aspectos importantes para lograr construcciones sostenibles. Esto depende, en gran medida, de la durabilidad de los materiales. La resistencia a la abrasión, al agua, al viento y a la radiación solar, entre otros, son características que hacen que los materiales sean durables. Hay materiales como la piedra y el ladrillo que han demostrado su durabilidad en construcciones como los acueductos romanos y las murallas de Cartagena entre muchos otros ejemplos alrededor del mundo. Es necesario tener en cuenta que no todos los tipos de piedra o ladrillo tienen la misma durabilidad. El NIST (National Institute of Standards and Technology) construyó en 1948 un muro con diferentes tipos de piedra originarias de los Estados Unidos y Europa para medir cuales tienen mayor resistencia a los agentes ambientales y por ende mayor durabilidad. Las areniscas por ser deleznables tienen menor durabilidad que los granitos naturales. El muro está aún en estudio y los resultados serán publicados en el futuro (NIST, 2011).
Los metales como el cobre, el aluminio o el acero son sometidos a pruebas y los ejemplos de construcciones hechas con metal son más recientes que las construcciones en piedra. Se encuentran ejemplos de cubiertas en cobre y plomo de varios siglos en algunas catedrales medioevales y palacios europeos. Construcciones en acero como la Torre Eiffel y el puente sobre el río Magdalena para la vía férrea que comunica a Girardot con Flandes, demuestran que este material puede durar más de cien años.
Los materiales modernos como polímeros y plásticos, o los materiales de última generación como polímeros renovables son sometidos actualmente a pruebas de laboratorio en Estados Unidos, por el National Institute of Standards and Technology-NIST para determinar características como resistencias mecánicas, resistencia a agentes externos (lluvia, radiación solar, fuego, etc.) y a partir de estos estudios se determinará la posible durabilidad de estos materiales.
Los avances tecnológicos, el crecimiento de las ciudades, la presión económica sobre el valor de la tierra y nuevas tendencias arquitectónicas son algunos de los factores que conducen a que edificaciones de buena factura y en buen estado de conservación se consideren obsoletas y sea “necesario” demolerlas. Excepcionalmente, el deterioro de algunas construcciones es tan elevado que su recuperación puede resultar más onerosa que la construcción de un nuevo edificio, y se presentan casos extremos en los que es indispensable la demolición de una edificación porque presenta un alto riesgo de colapsar, pero la mayoría de los edificios que se demuelen estarían en condiciones de seguir siendo utilizados debido a que han sido construidos con materiales durables.
Materiales de fácil mantenimiento
Todos los edificios necesitan mantenimiento sin importar con qué materiales estén construidos. Este mantenimiento consiste básicamente en aseo, reparaciones menores y reposición de elementos que por el uso continuo y las condiciones climáticas presenten deterioro. Esto implica costos energéticos, consumo de agua, generación de residuos y en algunos casos contaminación de cuerpos de agua o del subsuelo.
Para minimizar el impacto ambiental durante la vida útil del edificio es de gran importancia prever, desde la fase de diseño, cómo va a ser el mantenimiento del edificio durante su operación. Algunos ejemplos son: materiales resistentes a los rayos UV como concreto, piedra o ladrillo en fachadas, en lugar de pintura; protecciones contra la corrosión en materiales metálicos a la vista; pisos de tráfico pesado fáciles de limpiar como porcelanato o cerámica, o fáciles de pulir como la madera. Se recomiendan en general materiales de acabado que no requieran del uso de grandes cantidades de agua para su mantenimiento, es decir, los que cuentan con superficies que no retienen polvo, humedad o mugre. Y se deben evitar los materiales de acabado que exigen productos químicos para su limpieza (pues generan residuos contaminantes) o equipos para su mantenimiento (puesto que consumen energía). Al diseñar cubiertas verdes se deben plantar especies nativas o adapta-das, que no requieran de riego excesivo, o cuidados especiales, para su mantenimiento.
Los materiales rápidamente renovables como la guadua (Guadua angustifolia), el kenaf (Hibiscus can-nabinus) usado en España (Greenvision ambiente, s.f.), y la madera (Ministerio de Educación de Chile y UNESCO, 2006), requieren de tratamientos iniciales (INDUGUADUA, 2005) y mantenimiento periódico mayor al de una construcción en ladrillo o piedra. Si bien es cierto que existen construcciones de madera de más de cien años como la iglesia de San Luis en San Andrés Islas, Colombia, “construida en Mobile (Alabama, USA) y desarmada para su traslado a la isla, en donde fue erigida en 1986” (Sánchez, 2004: 39), los productos de origen vegetal requieren de cuidados especiales, y como en todas las construcciones, de un correcto proceso constructivo que garantice el adecuado comportamiento de los materiales.