Si bien definir qué se entiende por medio ambiente no está exento de dificultades, ya que dicho concepto puede variar según las características sociales, económicas y naturales en que se desenvuelve una determinada colectividad, en general se podría definir como “el conjunto, en un momento dado, de los aspectos físicos, químicos, biológicos, culturales y sociales del entorno susceptibles de tener un efecto directo o indirecto, inmediato o a largo plazo, sobre los seres vivientes y las actividades humanas”.
De lo anterior se deduce que el medio ambiente hay que considerarlo al menos desde una doble perspectiva, la que se refiere al medio ambiente físico, y la que se centra especialmente en el medio ambiente social, término éste de características más amplias e incluso difíciles de determinar, pero si se analizan conjuntamente ambos conceptos, nos permite comprenderlos mejor.
Así, parece evidente que pueden existir países o regiones con unos medio ambientes físicos no deteriorados y especialmente pobres en riqueza de bienes, incluidos los de sanidad y salud social. En este caso, parece lógico pensar que admitir cierta contaminación procedente de un mayor número de industrias pueda proporcionar un mejor bienestar social. Por el contrario, otros países con un elevado nivel de riqueza pueden ser, desde el punto de vista del medio ambiente, verdaderamente pobres.
Será pues responsabilidad de los dirigentes de los países el encontrar un equilibrio entre las necesidades del hombre y la preservación del medio ambiente, equilibrio que habrá de conjugar el progreso y la cadena ecológica entre el hombre y la naturaleza, el medio ambiente físico y el medio ambiente social.