Desde que Miller (1983) define la orientación emprendedora como un comportamiento que admite a la empresa ser emprendedora, por ser proactiva, innovadora y por asumir riesgos, es una de las variables más establecidas y estudiadas dentro del campo del emprendimiento, conformada por tres dimensiones: Innovación, proactividad y toma de riesgos que afectan al desempeño organizacional. Por otro lado, Lumpkin y Dess (1996) consideraron como una variable multidimensional a la orientación emprendedora, conformada por las tres dimensiones de Miller (1983) más dos dimensiones adicionales, la autonomía y agresividad competitiva, en donde definen a la variable orientación emprendedora como un proceso, prácticas y capacidad de toma de decisiones que conducen a una nueva entrada a un mercado existente o nuevo. Sin embargo, en la mayoría de las investigaciones utilizan más el modelo de tres dimensiones definida por Miller.
Lumpkin y Dess (1996) afirman que la orientación emprendedora se centra en los procesos y actividades relacionadas con la toma de decisiones, las cuales están caracterizadas por una o más de las siguientes dimensiones: La propensión a actuar autónomamente, la voluntad de innovar y tomar riesgos, la tendencia a la agresividad hacia los competidores y la proactividad relativa a las oportunidades del mercado, pero estas dimensiones pueden variar de acuerdo al entorno y al contexto organizacional en el que se encuentren. Además, Lumpkin y Dess (1996) destacan la importancia de la orientación emprendedora en las organizaciones, puesto que es un estilo de toma de decisiones que guían a los administradores a tener una postura emprendedora para aprovechar las nuevas oportunidades del mercado.
Al respecto, Mcfad, O´Loughlin y Shaw (2005) mencionan la importancia de la existencia de personas y organizaciones con el deseo y predisposición de emprender e innovar, es así como van a explotar las oportunidades que se les presente.
Los orígenes de la orientación emprendedora están ligados al concepto de emprendimiento corporativo, la cual tiene dos formas según Morris, Kuratko y Covin (2010): Como una iniciativa comercial la cual trata de entrar a nuevos mercados o como un emprendimiento estratégico, la cual consiste en una búsqueda de nuevas oportunidades con el fin de obtener una ventaja competitiva frente a la competencia, para ello es esencial contar con algunos factores claves, como ser innovador, dar el primer paso y el de reaccionar ante un cambio de manera rápida, siendo estos factores los que distinguen si una empresa es emprendedora o no.
La orientación emprendedora es analizada dentro de la teoría basada en recursos como un elemento clave que puede crear y combinar recursos. Por otro lado, Collins (1994) indicó que la teoría basada en recursos consiste en utilizar en conjunto los activos tangibles e intangibles con los conocimientos del microempresario, generando así capacidades y habilidades gerenciales innovadoras en los emprendedores. De acuerdo con la literatura esta teoría se basa en utilizar los recursos de manera óptima con la finalidad de generar una ventaja sobre los demás, pero la teoría ha evolucionado, ya que no solo trata de manejar bien los recursos, sino el de tener una mentalidad emprendedora, estrategia empresarial, aprendizaje y absorción del conocimiento, capital social, trabajo en redes internas y externas de cooperación, las cuales ayudan a mejorar el desempeño de una empresa de acuerdo con Burgelman (1983).
Barney (1991), menciona que los recursos de la organización son: Ventajas, capacidades, procesos organizacionales, atributos, información y conocimiento; los cuales son controlados por la organización para concebir e implementar estrategias que mejoren su eficiencia y su efectividad. Para lograr que haya una ventaja competitiva dentro depende de cómo los recursos son utilizados y controlados por una empresa u organización. Por ende, las capacidades y habilidades que tiene una empresa actúan como intermediario para manejar los recursos y mejorar la competitividad.
La orientación emprendedora surge a raíz de que los microempresarios convierten o transforman sus capacidades emprendedoras en capacidades empresariales, cuando deciden adelantarse a las cosas y no esperar a que llegue, a asumir riesgos que generen oportunidades y en ser innovadores para competir con otras Mypes, según Miller (1983) y Friesen (1982) utilizaron cinco elementos relacionados con la asunción de riesgos y la innovación para distinguir entre las empresas emprendedoras y conservadoras. “Una empresa emprendedora es aquella que se dedica a la innovación de producto, emprende algunos proyectos de riesgo y es la primera en tener innovaciones proactivas, superando a los competidores a los golpes” (p. 771).
Wiklund, Patzelt y Shepherd (2007) afirman que existe una relación entre la orientación emprendedora y el desempeño económico, debido a que las dimensiones, como la capacidad de innovar, adelantarse a los cambios y asumir riesgos generan ganancias, control del mercado y reconocimiento de marca, lo cual es muy útil para entender el crecimiento de las pequeñas empresas, como lo confirman diversos estudios (Lumpkin y Dess (1996) y Dos Reis at. ,2013).
En cuento al desempeño, según Viswesvaran (2001), el desempeño es un comportamiento evaluable, el cual debe demostrar el valor esperado por la empresa.
De acuerdo con Pleshko y Soulden (2003) para determinar el desempeño empresarial se utilizan medidas perceptivas a través de escalas para evitar el uso de medidas contables. Se basaron en: Metas, expectativas en los años anteriores, competidores, potencial de la empresa y crecimiento.
Wiklund y Shepherd (2003) analizaron el desempeño mediante la teoría que se basa en los recursos, pero utilizando como variable moderadora a la orientación emprendedora entre los recursos y el desempeño empresarial, y definieron al desempeño como una variable multidimensional, compuesta por 10 dimensiones: Crecimiento de ventas, ingresos, número de empleados, margen de beneficio neto, innovación de producto / mejora de servicios, procesos, nueva tecnología, calidad de producto / servicio, diversidad de producto / servicio y satisfacción al cliente.
Por otro lado, Covin y Slevin (1989) sostienen que la orientación emprendedora en un negocio se demuestra por el grado en que los dueños emprendedores están dispuestos a tomar el riesgo relacionado con la empresa (dimensión de asunción de riesgos), para hacer el cambio y la innovación con el fin de estar un pie delante de la competencia (dimensión de innovación), y dar el primer paso ante el cambio (dimensión de proactividad). Según los autores, la orientación emprendedora se desglosa en tres dimensiones, la cuales influyen a la hora de tomar decisiones vitales sobre el negocio.
Por otro lado, Lumpkin y Dess (1996) no concuerdan del todo con la definición de Covin y Slevin (1989), debido a que afirman que la orientación emprendedora son los procesos, prácticas y actividades que se llevan a cabo al ingresar a un nuevo mercado, y lo desglosan en cinco dimensiones: Proactividad, toma de riesgo, innovación, competitividad agresiva y autonomía.
Se tomará en cuenta las definiciones de las dimensiones de la variable orientación emprendedora de los autores Covin y Slevin (1989), Lumpkin y Dess (1996) y Wiklund (1999).
Innovación
Según Lumpkin y Dess (1996), define la innovación como una de las más importantes dimensiones de la orientación emprendedora, debido a que es la que ayuda a que el negocio pueda adoptar nuevas ideas, novedades, tendencias, y que los procesos creativos den lugar a nuevos productos, servicios y procesos novedosos. Los puntos claves en la innovación, son que se tenga capacidad de visión, real compromiso con el aprendizaje y la generación de valor dentro del mismo negocio. Por otro lado, influye mucho los cambios generacionales de los dueños en empresas familiares, que mayormente son las pequeñas y microempresas.
Según Wiklund (1999) define que la innovación es la tendencia a integrar o que participen nuevos procesos creativos fuera de lo común, creando o experimentando nuevas ideas, que puedan generar en la institución nuevos métodos de producción, de venta, de integrar nuevos productos con ofertas novedosas o servicio a mercado actuales o nuevos y de esa manera se refuerza la organización mediante un eficiente sistema empresarial, así encontrar nuevas oportunidades y fortalecer la competitividad.
Proactividad
Venkataraman (1989), define a la proactividad como un conjunto de procesos con el objetivo de anticiparse y operar las necesidades futuras mediante la búsqueda de nuevas oportunidades que pueden o no estar relacionados con la línea habitual de actuación, la introducción de nuevos productos y marcas antes que la competencia y la eliminación de las operaciones que estratégicamente están en las etapas de madurez o de declive del ciclo de la vida. La proactividad puede entenderse como una oportunidad que las Mypes ven a futuro para sacarle ventaja a los demás negocios.
Por otro lado, Covin y Slevin (1989), mencionan que la proactividad es una postura anticipada sobre las necesidades del mercado. Es el actuar en base ante una demanda futura. La proactividad significa adelantarse a los cambios de su entorno, lo cual genera una ventaja sobre la competencia, pues ser proactivo es tomar el control de la situación, en lugar de mirar lo que hacen los demás.
Asumir riesgos
Según Lumpkin y Dess (1996) la asunción de riesgos es realizar toma de decisiones o acciones estratégicas vitales para el crecimiento del negocio, como lanzarse a lo desconocido, donde solo hay dos opciones: Obtener el éxito o el fracaso. Asimismo, se asumen algunos riesgos comprometiendo recursos del propio negocio con la finalidad de obtener un retorno beneficioso, pero sin saber lo que pueda pasar a futuro. Mayormente son las empresas familiares como las Mypes las que están más adversas al riesgo, debido a que el dinero de la familia suele estar invertido en el negocio, pero el que no arriesga, no gana.