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Aspectos históricos y de contexto de la logística

Los principios de la logística se sitúan en el campo militar: “derivado del vocablo griego logos, cálculo o pensamiento” (Carranza & Sabria, 2005, pág. 3), la palabra “logística” remonta sus orígenes al apoyo de actividades u operaciones de los ejércitos en el campo de batalla.
Sin embargo la logística, concebida desde una perspectiva empresarial, cobra relevancia a partir de la segunda mitad del siglo XX. Si bien desde los principios del hombre existió intercambio de materiales, flujos de información, productos y servicios, solo fue hasta este siglo que la logística comenzó a adquirir relevancia.

Los cambios ocurridos en el mundo tras la Segunda Guerra Mundial fueron determinantes para el desarrollo de la logística. Tal y como lo afirman Carranza y Sabria (2005, pág. 5), (Carranza & Sabria, 2005, pág. 5)”la masificación de la economía estadounidense, principal motor del crecimiento mundial en la década de 1950 y 1960, determinó la concentración de los estudiosos del manejo de operaciones en métodos cuantitativos que permitieran llevar a cabo operaciones masivas”. Así, la logística se orientó durante tales décadas a la búsqueda de soluciones en el campo de la administración de materiales y la distribución física, aspectos fundamentales en un entorno de mercados masivos con demanda asegurada en el que la preocupación principal radicaba en los costos y la eficiencia.

Fue en las últimas dos décadas del siglo XX cuando, como resultado del advenimiento del proceso de globalización, la logística adquirió un carácter gerencial más relevante. Así surgió durante los años 80 y 90 el término “administración de la cadena de suministro”. Según Ballou (2004, págs. 4-5), este término “encierra la esencia de la logística integrada, e incluso va más allá de eso. El manejo de la cadena de suministro enfatiza las interacciones de la logística que tienen lugar entre las funciones de marketing, logística y producción en una empresa, y las interacciones que se llevan a cabo entre empresas independientes legalmente dentro del canal de flujo del producto”.

La actualidad presenta retos aún mayores en la administración de la cadena de suministro.
Los constantes cambios en los patrones de preferencia del cliente, la reducción en los tiempos de espera, la diversificación de las fuentes de suministro y distribución, así como la creciente competencia en desempeño entre las diferentes cadenas, anteponen un escenario con requerimientos y necesidades anteriormente impensados. Ante esta realidad, las empresas se ven en la necesidad de integrar cadenas de suministro mucho más robustas en las que la logística global se convierte en una herramienta esencial para competir de forma exitosa en un entorno cada vez más cambiante y exigente.

Algunos conceptos importantes
Logística
En la actualidad pueden encontrarse varias definiciones del concepto de logística. A continuación abordamos unas de las más relevantes.
El Council of Supply Chain Management (2011) define logística como “el proceso de planificación, implementación y control eficiente del flujo efectivo de costos y almacenaje de materiales, inventarios en curso y productos terminados, así como la información relacionada desde el punto de origen al punto de consumo, con el fin de atender las necesidades de los clientes”.
Por su parte, Bowersox, Closs y Cooper (2007) entienden la logística como el trabajo requerido para mover y colocar el inventario por toda la cadena de suministro. Como tal, la logística es un subconjunto dentro de una cadena de suministro y ocurre dentro de ésta; es el proceso que crea un valor por la oportunidad y el posicionamiento del inventario. La logística es la combinación de la administración de pedidos, el inventario, el transporte, el almacenamiento, el manejo de materiales y el embalaje integrados por toda la red de una planta.

En este mismo sentido, Casanovas y Cuatrecasas (2003, págs. 17-18) (Casanovas & Cuatrecasas, 2003, págs. 17-18) sostienen que la logística empresarial comprende la planificación, la organización, y el control de todas las actividades relacionadas con la obtención, traslado y almacenamiento de materiales y productos, desde la adquisición hasta el consumo, a través de la organización y como un sistema integrado […] Dado un nivel de servicio al cliente predeterminado, la logística, se encargará del diseño y gestión del flujo de información y de materiales entre clientes y proveedores (distribución, fabricación, aprovisionamiento, almacenaje y transporte, entre otros) con el objetivo de disponer del material adecuado, en la cantidad adecuada, y en el momento oportuno, al mínimo costo posible y según la calidad y servicio predefinidos para ofrecer a nuestros clientes.

Por lo tanto puede afirmarse que la logística gestiona el flujo de materiales (materias primas e insumos), información e inventarios de productos en proceso y productos terminados a través de los diferentes eslabones de una cadena de suministro con el propósito de alcanzar los niveles de servicio ofrecidos a los clientes al menor costo posible.

Cadena de suministro y nivel de servicio
De la definición anterior emergen conceptos indispensables que deben definirse con el propósito de garantizar el mejor entendimiento del término “logística”: cadena de suministro y nivel de servicio.

En primer lugar, la cadena de suministro puede definirse como una red en la que se encuentran fabricantes, proveedores, transportadores, distribuidores y clientes. Es importante precisar que esta red puede estar conformada por diversas empresas o por una sola compañía de acuerdo con el grado de integración vertical existente.

Se dice que existe integración vertical cuando una compañía ha logrado unir diferentes eslabones de la cadena de suministro bajo su dominio y control, lo cual permite alcanzar ventajas competitivas en términos de disponibilidad, calidad y costo, entre otras. En este sentido Heizer y Render (2009, pág. 439) entienden por integración vertical “la habilidad para producir bienes o servicios que antes se compraban o, en realidad, comprar un proveedor o distribuidor”.

Un ejemplo para ilustrar lo anterior puede encontrarse en el sector automotriz: allí los fabricantes de motocicletas establecen estrechos vínculos con los productores de autopartes, buscando obtener mejores posiciones negociadoras respecto a los precios, los tiempos de entrega y la cantidad y calidad de sus productos y servicios. Esta situación se denomina una integración vertical hacia atrás, escenario en el que un fabricante extiende su control a eslabones anteriores de la cadena de suministro.

Algunas empresas de consumo masivo han optado por crear operadores logísticos con el ánimo de realizar integraciones verticales hacia adelante. Dichos operadores se encargan de prestar servicios de almacenamiento, preparación de pedidos, distribución, transporte y entrega de sus mercancías.

En segundo lugar, en logística el nivel de servicio se define como la capacidad de satisfacer las necesidades de los clientes en cuanto a disponibilidad, tiempos de entrega y confiabilidad del suministro. Para Chopra y Meindl (2008, pág. 52) el nivel de la disponibilidad del producto “es la fracción de la demanda que se satisface a tiempo a partir del producto que se mantiene en inventario. Un alto nivel de disponibilidad proporciona una gran capacidad de respuesta pero incrementa el costo, ya que se mantiene cierta cantidad de inventario que rara vez se emplea”. Por su parte, Bowersox, Closs y Cooper (2007, pág. 50) entienden la disponibilidad como “la capacidad de tener inventario cuando el cliente lo necesita” y consideran que su métrica de medida de desempeño depende de la frecuencia de agotamiento de las existencias del inventario, la tasa de abastecimiento y los pedidos embarcados completos.

Los tiempos de entrega hacen referencia al período que transcurre entre el momento en que se ordena un pedido y el momento en que es recibido por el cliente, mientras que la confiabilidad en el suministro está relacionada con la capacidad de la empresa de entregar pedidos perfectos, es decir, pedidos libres de daños y de errores, en el lugar correcto y en la cantidad precisa (Bowersox, Closs, & Cooper, 2007).

Se puede afirmar que los niveles de confiabilidad dependen de la fiabilidad de la entrega en términos de cantidad, momento, lugar y calidad.

Flujos en la cadena de suministro
Para entender el comportamiento del flujo en la cadena de suministro se requiere comprender la estructura de cada uno de los procesos que la conforman (aprovisionamiento, producción, distribución). De la interacción entre estos procesos emergen unos flujos de información, materiales, inventarios de productos en proceso y productos terminados que activan la cadena de suministro.

Algunas cadenas, dada su naturaleza y enfoque, trabajan a partir de lo que se conoce como un sistema push o de empuje, en el que el productor del bien o servicio es quien se encarga de activar el movimiento de la cadena de suministro. Según este enfoque los procesos se inician antes de que exista un pedido del cliente y, una vez se ha fabricado el producto, la empresa tiene la responsabilidad de generar demanda para el bien elaborado. Una de las ventajas de este enfoque es que puede llegar a proporcionar una mejor disponibilidad del producto y unos menores tiempos de respuesta entre todos los eslabones.

Otras cadenas de suministro adoptan un enfoque diferente pues los pedidos de los clientes son quienes activan su movimiento, es decir, la empresa no se anticipa a los pedidos. Este enfoque, denominado pull o de tirón, que durante las últimas décadas ha tomado fuerza, requiere de un alto grado de sincronización entre los diferentes eslabones de la cadena pues, en caso de que se presenten eventualidades en algunos de sus procesos, estas se reflejan en el deterioro del nivel de servicio logístico.

Una de las principales ventajas de este enfoque es que se disminuye el grado de incertidumbre de la demanda ya que toda la actividad de la cadena (proveedores, producción, distribución) es activada a partir de cifras de demanda conocida, con lo cual se disminuye drásticamente el capital de trabajo (inventario, dinero e infraestructura) requerido para soportar la operación y se aumenta la posibilidad de activar y fortalecer los procesos de innovación de las compañías. Ahora bien, es necesario precisar que la incertidumbre de la demanda se refiere a la variabilidad en el número de unidades demandadas durante un período determinado.

En esta parte se deben tener en cuenta los denominados ciclos de una cadena de suministro. De acuerdo con Chopra y Meindl (2008), se pueden encontrar cuatro ciclos:
Ciclo de pedido del cliente.
Ciclo de reabastecimiento.
Ciclo de fabricación.
Ciclo de abasto.

El ciclo de pedido del cliente comienza cuando este coloca una orden al minorista, halando este eslabón de la cadena. Posteriormente, en el ciclo de reabastecimiento, el minorista solicita los productos al distribuidor. En el ciclo de fabricación, el distribuidor le demanda al fabricante, quien a su vez coloca órdenes de compra al proveedor, activando el ciclo de abasto. La longitud de la cadena de suministro depende de la naturaleza del negocio y de la estrategia de la organización, es decir, existen cadenas de suministro cortas en donde el fabricante realiza entregas directas al cliente final. Un fabricante de muebles es un buen ejemplo de una cadena corta ya que produce los muebles en sus instalaciones productivas y los comercializa a través de su vitrina de ventas. Por otro lado, las cadenas largas se caracterizan por poseer una gran cantidad de eslabones previos al usuario final. Un ejemplo de esta situación se observa en aquellas cadenas de suministro donde existen proveedores de varios niveles y, tras la fabricación del bien, este se desplaza a lo largo de distribuidores, mayoristas y minoristas para luego poder ser adquirido por el cliente final.

Generalmente, las empresas que fabrican productos de consumo masivo utilizan cadenas largas, en las que la red posee diversos centros productivos y varios centros de distribución así como bodegas nacionales, regionales y locales, con el fin de “acercar” sus mercancías al consumidor final y así aumentar la cobertura en las regiones geográficas en las que está presente.

Objetivos de la logística y de la cadena de suministro
La logística busca sincronizar de forma rentable los flujos de información, materias primas y productos terminados a los largo de los diversos eslabones de la cadena. Autores como Chopra y Meindl (2008, pág. 5) afirman que el objetivo de una cadena de suministro debe ser maximizar el valor total generado. El valor que una cadena de suministro genera es la diferencia entre lo que vale el producto final para el cliente y los costos en que la cadena incurre para cumplir la petición de éste […] es la diferencia entre los ingresos generados por el cliente y el costo de la cadena de suministro.

En este mismo sentido, Ballou (2004, pág. 27) sostiene que el objetivo de la logística es “desarrollar una mezcla de actividades de logística que redundará en el mayor rendimiento sobre la inversión posible con el tiempo”, mientras que para Mora García (2008, pág. 11) el objetivo de la logística es aumentar las ventajas competitivas, captando y reteniendo clientes y generando un incremento en los beneficios económicos obtenidos por la comercialización y producción de los bienes y servicios; mediante la interacción de las
actividades de distribución física, aprovisionamiento de materias primas, manejo de información, tiempos de respuesta, control del nivel de inventarios, estudio de la demanda, servicio al cliente. Todo ello se traduce en una tasa de retorno de la inversión más elevada, con un aumento de la rentabilidad.

El objetivo fundamental de la logística consiste en alcanzar el nivel de servicio ofrecido al cliente al menor costo posible, con el fin de generar valor. Sin embargo, para materializar este objetivo, se requiere del logro de unos objetivos más específicos tales como:

Disminuir y racionalizar los niveles de inventario.
Mejorar la comunicación entre los diferentes eslabones de la cadena de suministro.
Minimizar los costos de la administración de inventarios de materias primas, productos en procesos y productos terminados.
Disminuir los costos de aprovisionamiento y de adquisición de las materias primas.
Racionalizar los costos de transporte y distribución de los diferentes tipos de inventarios.
Aumentar la flexibilidad y los tiempos de respuesta de la compañía ante los cambios generados por la incertidumbre de la demanda.
Aumentar la credibilidad de los clientes internos y externos.
Dar prioridad a la búsqueda de los óptimos globales de la empresa sobre los óptimos
locales.
Aumentar los niveles de productividad global de la cadena de suministro.
Integrar los diferentes eslabones de la cadena de suministro.