La ciencia es una forma de mirar el mundo que posee una serie de características que la distingue de otras cosmovisiones. Es obvio que no es la única manera de mirar el mundo, de enfrentarse a sus problemas, de conocer, ni de ser feliz. Es una forma entre otras. Pero ha cambiado nuestro mundo, ha transformado la sociedad, al individuo, los valores, la filosofía y sin duda es un logro de tremenda importancia en la civilización. Recordemos también que la ciencia es relativamente reciente, y que no está tan extendida como se pensaría.
La psicología eligió -históricamente- el camino de la ciencia. Esta disciplina prefirió estar cerca de la biología, de la evolución, de la física, buscar leyes en la naturaleza, y no estar cerca de la literatura, ni de las ideologías ni de la manera intuitiva de conocer el mundo. Eligió el camino de las comprobaciones, de la evidencia, de la razón y no el camino de los dogmas ni de las ideologías.
La ciencia procede de la filosofía natural, pero coloca el principal énfasis en los datos empíricos, a diferencia de la filosofía. La ciencia se distingue de la filosofía por ese énfasis en los datos. En primer término, la verdad o falsedad de una afirmación científica se decide por observación directa o por experimentación, no por la coherencia lógica de una línea de razonamiento. El dato que favorece a la ciencia es replicable y abstracto y en muchos casos posee valor teórico.
La investigación se lleva a cabo dentro de un marco de referencia teorético, y sin teoría la investigación solamente produce inventarios masivos de datos sin conexión alguna, datos sin significado. La recolección de datos es una parte de la empresa científica pero es sólo una parte limitada. Claro está, las teorías, los modelos, deben encajar en los hechos. La importancia relativa de los datos y de las teorías en una disciplina científica es un tópico relevante de análisis, y esto se aplica igualmente a la psicología.
En las disciplinas pre-paradigmáticas los investigadores se dedican a la recolección de datos al azar. Debido a que no existe en esos casos una posición teorética que separe lo que es relevante y valioso de lo que no lo es, todos los hechos se tornan igualmente importantes (Kuhn, 1970). En contraste, en las disciplinas paradigmáticas los científicos se dedican a la investigación “de armar rompecabezas” que sigue muy de cerca los dictámenes teoréticos, los esfuerzos colectivos de pesquisa están muy coordinados, y los resultados son coherentes y acumulativos. Los programas de investigación (ver Lakatos, 1978) que se reconocen como contribuciones al avance científico, tienden a ser muy coherentes y focalizados.
Hechos, hechos y más hechos, es lo que se necesita en ciencia. Pero hechos recolectados dentro de un marco de referencia teorético, y sujetos a falseabilidad. (Popper, 1963). Sin duda la posibilidad de probar que algo es falso (la falseabilidad) es una característica esencial de cualquier hipótesis genuinamente científica. Y los hechos sin un marco de referencia teorético son caóticos y desconectados. En realidad, no hay nada más práctico que una buena teoría, como dijo Kurt Lewin.