El flujo de efectivo es el dinero que genera la empresa a través de su actividad ordinaria. El flujo de efectivo se calcula de dos formas el económico y el financiero. En el económico se parte de la utilidad neta que arroja el estado de resultados presupuestado ajustando esta cifra mediante la consideración de los importes relativos a las operaciones que no intervienen en el efectivo (depreciaciones, amortizaciones, provisiones, etc.), para llegar así al exceso o déficit de efectivo, que al sumarse o restarse del saldo inicial de caja y bancos, llego finalmente a la predeterminación del saldo al final del período del horizonte. Es utilizado por la empresa para efectuar proyecciones financieras de mediano y largo plazo.
En lo referido al flujo financiero se obtiene restando los pagos de explotación a los cobros de explotación. El saldo es el flujo de caja generado por la explotación de la empresa. El cálculo y análisis de la evolución del flujo de caja financiero ayudan a diagnosticar la capacidad de la empresa para hacer frente a sus deudas, por lo que es un complemento imprescindible del análisis del balance de situación. Este método es el más usual en la práctica y es el más apropiado para obtener un cuadro completo que muestren las fluctuaciones que afectan tanto á los ingresos como a los egresos de efectivo; es el más apropiado cuando el negocio está sujeto a variaciones estacionales. Es utilizado para efectuar proyecciones de corto plazo.