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Estos instrumentos son llamados obligaciones, y esencialmente son títulos valores que representan deudas de una entidad emisora, y por los cuales se obtiene un rédito o una renta el cual es determinado de antemano, así como el plazo de vencimiento. Al vencimiento de los bonos el inversionista recobra el valor nominal de los bonos, que en la mayoría de los casos es de mil dólares americanos, pero hay otros bonos que son llamados los perpetuos que como su nombre lo indica nunca vencen, pero siempre pagan una tasa de interés en forma periódica.[1]
Hay unos bonos llamados cupón cero y otros, cuya característica principal es que su rendimiento está supeditado a la diferencia entre la tasa de descuento a la cual se adquieren y el precio de venta que se consigue en el mercado secundario.
Estos bonos o títulos son emitidos por entidades bancarias, corporaciones, empresas, gobiernos, organismos internacionales, y hasta personas naturales, y son mecanismos que se utilizan para el financiamiento de todo tipo de proyectos o para levantar capital.
El inversionista con este tipo de instrumentos tiene más confianza porque la misma es generada en la mayoría de los casos por la calidad del inversor, el cual asegura no sólo el pago periódico de los intereses sino la recuperación del principal.
Los plazos de vencimiento de estos bonos van desde un año hasta 12 o más años, que es considerado inversión de largo plazo.
En algunos casos el emisor puede efectuar una operación llamada «call date», la cual consiste en que el emisor recupera en forma anticipada los bonos a valor nominal antes de la fecha de vencimiento, y en fechas especificadas desde el inicio, estas operaciones no son obligatorias de cumplir.
En el mundo los bonos más seguros en la actualidad es el bono del tesoro americano a 10 años, pues no conlleva ningún riego de no pago o no devolución del principal.
Ahora bien, los bonos para indicar su calidad o su bondad, están catalogados por su riesgo, para ello se utilizan categorías que van desde AAA (la más segura), hasta la categoría C o D, que significa una pérdida total o una gran inseguridad de recobrar el capital.
El «grado de inversión», se le denomina a la clasificación que va desde AAA hasta BBB, y significa que dentro de estos márgenes están los bonos más seguros que hay dentro del mercado, y por lo mismo son los preferidos por los inversionistas.
[1] Pliar Mongüidus / Orlando Torres. Explorando el mundo de las inversiones y de los inversionistas. Investment Handboor New York. IFC London