Cambio Climático
Según Centro de Cambio Global UC (2011) hay dos fuentes por las cuales la humanidad contribuye al cambio climático, estas son, la quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas natural y los procesos de deforestación. Con la quema de combustibles fósiles se incrementa la concentración de gases de efecto invernadero (GEI), el dióxido de carbono llamado Co2
Dentro de las acciones internacionales a partir del año 1995 se realizan reuniones entre diferentes países para discutir avances en la mitigación de los Gases de efecto invernadero (GEI), en las llamadas conferencias COP.
En el COP3 se desarrolló el Protocolo de Kioto, el primer tratado internacional para reducir los gases de efecto invernadero, fue firmado por países con mayor desarrollo económico, el cual entró en vigencia el 2005.
El protocolo de Kioto tuvo mayor éxito entre los países de Europa del Este a diferencia de Europa Occidental y en las economías en emergencia como Brasil y Japón.
En la COP 13 firmada en Bali se establece la importancia de reducir las GEI no solo en los países desarrollados sino aquellos en desarrollo que demostraron al incremento de emisiones de estos países, sin embargo, este plan de acción fracasa en la COP15 en Copenhague, aun así surge de las negociaciones el acuerdo de Copenhague entre USA, China, India Brasil y Sudáfrica donde se da la alternativa a los países la potestad de enviar medidas de mitigación voluntarias con fechas de cumplimiento.
En la COP16 en Cancún, los países se comprometen a lograr que la temperatura no aumente sobre los 2°C y se crean fondos de financiamiento.
Según el MINAM (2019) el acuerdo de Paris firmado en el año 2015 donde participaron 195 estados, el Perú se comprometió a reducir 20% de sus emisiones de efecto invernadero hasta el 2030. En el 2018 el estado Peruano aprobó 62 medidas de mitigación en 5 sectores, entre ellos están los siguientes, Energía, Agricultura, Procesos Industriales y uso de productos, Uso de suelo cambio de uso de suelo y silvicultura y desechos.
Según el MINAM (2019) En la COP 25 se incluyó la importancia de incluir los océanos y el uso del suelo, para el buen funcionamiento del sistema climático, donde Peru se suscribe a la Alianza para la acción Climatica de la Costa del Océano Pacifico, tiene como objetivo reducir emisiones de gases de efecto invernadero y aumentar acciones de mitigación basadas en el rol de los océanos. Además, reducir a cero las emisiones para el 2050.
Según BBC (2019) en el Cop15 en Copenaghe, China se comprometió a reducir sus emisiones hasta el 2020 en un 45%, cifra que no ha podido alcanzar según Global Carbon Project. Estados Unidos se salió del acuerdo de Paris en Noviembre del 2019.
Según MINAM (2015) el Perú presenta hasta siete de las nueve características reconocidas por la CMNUCC para calificar a un país como “particularmente vulnerable”; características que se ven enervadas por los procesos de origen antropogénico que causan degradación de ecosistemas y contaminación ambiental. El país debe enfrentar además diversas amenazas de origen hidro-meteorológico, como lo indican las emergencias a nivel nacional, que en un 72% tienen relación a fenómenos de esta naturaleza (sequías y lluvias excepcionales, inundaciones, heladas, entre otros).
Consecuencias del cambio climático en Perú
Según el BCRP (2009) el Perú es el tercer país más vulnerable al cambio climático después de Bangladesh y Honduras.
Los principales efectos en Perú son, el retroceso glaciar, aumento de frecuencia e intensidad del fenómeno del niño y la elevación del nivel del mar.
El principal efecto de la acumulación gradual de GEI se estaría manifestando actualmente en nuestro país a través del retroceso glaciar. Según el CONAM en los últimos 22 a 35 años se ha perdido el 22% de la superficie glaciar (equivalente a 7 000 millones de metros cúbicos ó 10 años de consumo de agua en Lima), con un efecto mayor sobre los glaciares pequeños y de menor cota. Este hecho tendría consecuencias negativas sobre la disponibilidad del agua considerando que la mayor parte de los ríos de la vertiente occidental de nuestros andes.
Según BCRP (2009) el cambio climático produciría un calentamiento de la capa superior del océano, lo que podría afectar la frecuencia e intensidad del Fenómeno del Niño. En esta línea, se observa que el fenómeno del Niño está asociado con aumentos de la temperatura superficial promedio del mar por encima de 2°C, mientras que los eventos más severos se asocian a aumentos superiores a 8°C. Así, se estima, que de duplicar las concentraciones de CO2 al 2070, se llegaría a un calentamiento de 3.49°C en el Pacifico Oriental, lo que provocaría un escenario climático similar al de un evento del Niño de intensidad media.
Por otro lado, el aumento de la temperatura global genera cambios térmicos en la densidad del agua; causando su dilatación y en consecuencia el aumento del nivel del mar. En efecto, el aumento del nivel del mar se explica principalmente (en más del 50%) por este factor; encontrándose entre otros factores el derretimiento de los glaciares, las fallas geológicas, los cambios en las reservas de agua terrestre, entre otros.
Gases de efecto invernadero
Según IDEAM (2007) La humanidad está alterando la concentración de los GEI y los aerosoles, que influyen en el clima y a la vez, son influidos por éste. Los GEI reducen la pérdida neta de radiación infrarroja hacia el espacio y tienen poco impacto en la absorción de la radiación solar, lo que hace que la temperatura de la superficie sea más cálida y produce el denominado “efecto invernadero”. Los aerosoles revisten gran importancia por su impacto sobre la radiación solar y tienen casi siempre un efecto de enfriamiento.
El vapor de agua es el mayor contribuyente al efecto invernadero natural y es el que está más directamente vinculado al clima y, por consiguiente, menos directamente controlado por la actividad humana. Esto es así porque la evaporación depende fuertemente de la temperatura de la superficie, y porque el vapor de agua atraviesa la atmósfera en ciclos muy rápidos, de una duración por término medio de uno cada ocho días. Por el contrario, las concentraciones de los demás GEI están sujetas a la influencia fuerte y directa de las emisiones asociadas con la quema de combustibles fósiles, algunas actividades forestales y la mayoría de las agrícolas, y la producción y el empleo de diversas sustancias químicas.
La Tierra, como todo cuerpo caliente, emite radiación, pero al ser su temperatura mucho menor que la solar, emite radiación infrarroja de una longitud de onda mucho más larga que la que recibe. Sin embargo, no toda esta radiación vuelve al espacio, ya que los gases de efecto invernadero absorben la mayor parte.
La mayoría de los científicos dice que las emisiones de gases de efecto invernadero, la mayoría de los combustibles fósiles de las plantas energéticas, fábricas y coches, son la causa principal de la alarmante situación actual.
Huella de Carbono
Describe la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) causadas por la producción de un producto, por una actividad en particular o una institución (BSi_Group 2008), convirtiéndose de esta manera en una herramienta que permite a las instituciones, empresas y la ciudadanía evaluar sus contribuciones con respecto al cambio climático. Debido a la importancia que tiene el Cambio Climático en la agenda internacional, la Huella de Carbono está siendo ampliamente utilizado en diversos países, sobre todo en Estados Unidos y países de Europa, lo que está generando que el uso de este indicador se amplíe hacia aquellos países que no han avanzado en este ámbito, como es el caso de Chile.
Entre los países que han avanzado de manera significativa en este tema se encuentran Francia, Alemania, Estados Unidos y el Reino Unido, quienes han buscado la mejor manera de comunicar la cantidad de carbono de los productos y servicios que producen (etiquetado de productos) e incluso han desarrollado protocolos para el cálculo de la huella de carbono, como es el caso de Estados Unidos y el Reino Unido. La falta de una norma o estándar único para el cálculo de la Huella de Carbono, ha promovido justamente que estos países desarrollaran sus propias guías para orientar y estandarizar el desarrollo de este indicador.
Según MINAM (2016) es importante considerar que las emisiones per cápita del Perú2, que se expresan en toneladas de CO2 eq (t CO2 eq), ascienden a 5,68 t CO2eq, esta cifra está por debajo de las de países desarrollados y del promedio mundial (8 t CO2 eq) (CAIT, 2015).
Sin embargo, se debe indicar que los países en vías de desarrollo pasaron de contribuir con el 31 % de las emisiones globales en 1990 a 59 % en 2012 (Olivier y otros, 2013). Por tanto, es necesario que todos los países en vías de desarrollo contribuyan conjuntamente en la reducción de emisiones globales para lograr el objetivo de estabilizar el aumento de la temperatura global a no más de 2 °C respecto a la época preindustrial.
Emisiones de co2 en tiempos de Covid
Según Andina (2020) el Perú dejó de emitir a la atmósfera más de 1.6 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) equivalente, el cual es un gas de efecto invernadero (GEI) causante del calentamiento global, desde que se inició el aislamiento social obligatorio para frenar el avance del coronavirus covid-19, destacó el Ministerio del Ambiente (Minam).
Afirmó que esta menor emisión de gases se registra desde que se inició la cuarentena a la fecha. Subrayó que de acuerdo a datos brindados por la consultora especializada Alwa, de esta cifra más de 626,000 toneladas de CO2e evitadas provienen del transporte urbano en Lima Metropolitana y el Callao. Para ponerlo en perspectiva, esto equivale al peso de más de 23,000 buses metropolitanos.
Consumo de plástico
Según el Proyecto Libera (2016) el consumo de plástico continúa creciendo. La producción mundial ha pasado de 2,3 millones de toneladas en 1950 a 407 millones en 2015. Un estudio estima que, de todo el plástico que el ser humano ha producido durante estos 150 años en todo el mundo, el 79%, está acumulado en vertederos o en entornos naturales. El mismo estudio refleja que actualmente el 57% del plástico producido mundialmente acaba abandonado. Es el material más empleado y por ende, el más abandonado, especialmente en países donde no hay gestión de residuos o tienen una gestión deficiente.
Este depósito de plástico en entornos naturales tiene graves consecuencias sobre el medioambiente. Debido a su baja densidad, algunos productos de plástico se dispersan fácilmente y, unido a su resistencia a la biodegradación, acaban contaminando la tierra y los océanos, amenazando a especies, sus hábitats e incluso nuestra salud. Con el paso del tiempo, estos plásticos abandonados en la naturaleza se fragmentan en porciones más pequeñas. Los microplásticos, con un tamaño menor a 5mm, están plagando las costas y los fondos marinos. Se estima que en nuestros mares y océanos hay entre 5 y 50 billones de microplásticos corriendo el riesgo de que entren en la cadena alimenticia.
Según Socas (2018) ¿Cómo acaban los plásticos en los océanos? Cuando se acaba la vida útil de un plástico éste suele terminar en vertederos, en zonas de reciclaje o siendo incinerados. Pero un 20 % de estos residuos acaban en los océanos a través de ríos, sistemas de drenaje de aguas, vertidos o mediante efluentes de estaciones depuradoras. Se estima que el 80% del plástico que se localiza en mares y océanos proviene de la actividad humana mientras que el restante 20% proviene de la actividad del sector marítimo. Debido a las condiciones meteorológicas como el viento o el oleaje los residuos plásticos se han ido dispersando pudiendo encontrarlos actualmente desde el Ártico hasta la Antártida.
Según MINAM (2018) el viceministro de Gestión Ambiental, Marcos Alegre, señaló que actualmente el plástico representa el 10% de todos los residuos que se generan en el país. “Desde el año 2015 tenemos un crecimiento enorme del plástico, cuya transformación o degradación tarda entre 100 a 500 años, y a nivel mundial hasta 13 millones de toneladas de plástico llegan a los mares cada año”, indicó.
En ese sentido, informó que el MINAM elaboró el Reglamento de la Ley de Gestión Integral de Residuos Sólidos, que ofrece una oportunidad para mejorar el servicio de limpieza pública, reducir significativamente la contaminación ambiental a nivel nacional y hacer realidad la gran cruzada nacional PERÚ LIMPIO impulsada por el MINAM y numerosas entidades públicas y privadas, y la participación de la ciudadanía.
Según ARPET (2018) Reciclar es un proceso simple que nos puede ayudar a resolver muchos de los problemas creados por la forma de vida moderna. Se pueden salvar grandes cantidades de recursos naturales no renovables cuando en los procesos de producción se utilizan materiales reciclados. Los recursos renovables, como los árboles, también pueden ser salvados. La utilización de productos reciclados disminuye el consumo de energía. Cuando se consuman menos combustibles fósiles, se generará menos CO2 y por lo tanto habrá menos lluvia ácida y se reducirá el efecto invernadero.
Cada ciudadano genera por término medio 1 kg. de basura al día (365 kg. por persona y año). Estas basuras domésticas (llamadas Residuos Sólidos Urbanos, RSU) van a parar a vertederos e incineradoras. Buena parte de estos RSU, el 60% del volumen y 33% del peso de la bolsa de basura, lo constituyen envases y embalajes, en su mayoría de un sólo uso, normalmente fabricados a partir de materias primas no renovables, o que aun siendo renovables se están explotando a un ritmo superior al de su regeneración (p. ej., la madera para la fabricación de celulosa), y difícilmente reciclables una vez se han utilizado.
FUENTES DE INFORMACIÓN
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