Según Gadamer (1991) manifiesta que el ejercicio que el niño activo necesita le viene dado por el juego de la mejor manera. El juego favorece, el control postura, la ejercitación de los músculos, el conocimiento del propio cuerpo, etc. (Pág. 65)
El juego, esta sencilla palabra representa un sinnúmero de experiencias, descubrimientos, relaciones y sentimientos. Su valor es incalculable. Para quienes lo practican, la vida se hace más placentera; aquellos que lo menosprecian se deshumanizan; para quienes lo conocen y se les limita el derecho a jugar, la existencia resulta dolorosa. (Jiménez, 2002. Pág. 55).
La actividad lúdica o juego es un importante medio de expresión de los pensamientos más profundos y emociones del ser; lo que le permite exteriorizar conflictos internos de la persona y minimizar los efectos de experiencias negativas. Propicia el desarrollo integral del individuo equilibradamente, tanto en los aspectos físicos, emocionales, sociales e intelectuales, favoreciendo la observación, la reflexión y el espíritu crítico, enriqueciendo el vocabulario, fortaleciendo la autoestima y desarrollando su creatividad.
De acuerdo con Di Sante (1996):” El niño puede expresar en el juego todas sus necesidades fundamentales; su afán de actividad, su curiosidad, su deseo de crear, su necesidad de ser aceptado y protegido, de unión, de comunidad y convivencia”. (Pág. 145)
Se puede considerar el juego como sinónimo de recreación, que brinda a la persona la oportunidad de transformar la realidad en una forma placentera, produciendo en él alegría y bienestar.
El juego, desde el punto de vista individual o grupal, representa un excelente medio terapéutico, que permite al ser humano manifestar sentimientos acumulados de frustración, agresión, inseguridad, tensión, entre otros, en lugar de reprimirlos, contribuyendo así al fortalecimiento de su personalidad.
Por otra parte los juegos y juguetes creados por los mismos pueblos benefician las características étnicas y sociales del lugar, lo cual refleja y fortalece su propia identidad cultural.
Muñoz y otros (1996) coinciden en la idea de que la recreación reúne tres características primordiales:
– Voluntariedad: Implica que la recreación debe ser voluntaria y sin imposición alguna, surgiendo ésta por iniciativa propia.
– Satisfacción inmediata y directa: Sugiere la idea de bienestar y gozo presentes en la actividad lúdica.
– Autoexpresión: Corresponde a la idea de expresarse ante otras personas y frente a sí mismo, experimentando gozo al librarse de la rutina y el trabajo diario. (Pág. 112.)
Con respecto a los tipos de recreación, Motta (2004) considera que ésta puede ser:
– Activa: Introduce a la persona como participante activo; así expresa directamente sus características mentales, emocionales y físicas. Ejemplos de estos tipos de recreación son: Culturales como la pintura y la música, y los físicos como los juegos y los deportes.
– Pasiva: La persona es un observador de la actividad recreativa de otros. (Pág. 172)
Por otro lado en lo referente al juego como motor de desarrollo psicomotor se tiene que:
1. A través del juego el niño puede descubrir sensaciones nuevas que de otro modo no tendría ocasión de experimenta
2. Mediante el juego, el niño aprende también a coordinar los movimientos de su cuerpo
3. Asimismo, la actividad lúdica favorece la adquisición del esquema corporal. Es decir, el niño aprende a identificar las distintas partes de su cuerpo, a tomar conciencia de su unidad corporal y a reconocerse a sí mismo como ser independiente de los otros.
4. Jugando, el niño explora sus posibilidades sensoriales y motoras. El conocimiento de sus propias posibilidades, permite ampliarlas a través del ejercicio repetido.
5. Otro aprendizaje que propicie el juego es el conocimiento de las relaciones causa-efecto. El niño aprende que su actividad origina modificaciones en el entorno, reconociéndose a sí mismo como causante de los cambios observados.
6. Las experiencias de éxito y de dominio del entorno en la actividad de juego favorece la autoconfianza y el desarrollo de la autoestima.
En lo concerniente a la clasificación basada en las características psicomotrices; esta clasificación, compartida por Cavijo (2004) se basa en la idoneidad del juego para cada una de las características psicomotrices.
Juegos de coordinación psicomotriz
Estos juegos se basan en la capacidad del niño para desplazarse gateando o andando, para correr, cambiar de dirección adoptar posturas en equilibrio, relajar los músculos, etc. Entre los juegos de coordinación psicomotriz, podemos citar:
– Juegos de motricidad gruesa. Coordinación global, equilibrio, relajación y respiración
– Juegos de motricidad fina. Coordinación óculo-manual
– Juegos donde intervienen otros aspectos motores. Fuerza muscular, velocidad, resistencia, reflejos, precisión, etc.
Juegos de estructuración perceptiva
– Juegos que potencian el esquema corporal. Son aquellos juegos que favorecen el conocimiento de las partes del cuerpo.
– Juegos de lateralidad. Son los que propician el conocimiento y la discriminación de derecha e izquierda, así como el refuerzo en el uso de su lado dominante (según sea el niño diestro o zurdo). Los juegos pueden estimular la lateralidad del niño pero nunca se debe imponer el uso de una mano concreta, siendo el niño el que debe descubrir su propia lateralidad.
– Juegos de estructuración espacio-temporal. Juegos a través de los cuales el niño toma conciencia de conceptos como arriba-abajo, delante-detrás, dentro-fuera, ayer-hoy-mañana, antes-después, etc.
– Juego de percepción espacio-visual. Son aquellos que estimulan la identificación y el reconocimiento figuras en el espacio.
– Juegos de perce3pción rítmicos-musical. Son aquellos juegos que tienen presente el sentido del ritmo, como sencillas estrofas, canciones, etc.
– Juegos de percepción táctil, gustativa, olfativa, auditiva y visual. Se incluye en este apartado cualquier juego que favorezca el desarrollo de los sentidos
Según Cañizales (2008) define la estrategia lúdica como la forma de enseñanza donde el estudiante participa y dialoga al desarrollar los juegos elaborados para obtener un aprendizaje significativo en los aspectos cognitivos, emocionales y físicos, al mismo tiempo adaptando valores morales.
Hernández, (2014) citado por Gonzales y Rodríguez afirma que:
Las estrategias lúdicas son instrumentos que potencian las actividades de aprendizaje y ayudan a solucionar problemas. Cuando el docente emplea diversas estrategias estas modifican el contenido o estructura de los materiales, con el único fin de facilitar el aprendizaje y comprensión en los niños y niñas. (p.11).
Principios
Según el autor Esperanza (2013) el atletismo tiene los siguientes principios:
a. Principio de la unidad funcional: En el entrenamiento debe entenderse como un todo único que debe ser abordado desde diferentes ámbitos que están relacionados e interconectados (fisiología, nutrición, biomecánica, psicología) y no desde compartimientos estancos o separados.
b. Principio de progresión: Este principio hace referencia a la tendencia que la carga de entrenamiento deberá tener. Dependiendo de la edad, desarrollo bilógico, somato tipo, experiencia o historial deportivo, el volumen, la intensidad, la complejidad y la frecuencia del entrenamiento serán diferentes.
c. Principio de la variedad: Los estímulos generados por el entrenamiento deben ser diferentes y alejados de la monotonía con el fin de provocar mayores adaptaciones en nuestro organismo y facilitar nuestra predisposición mental a afrontar nuestros entrenamientos.
d. Principio Estimulo Eficaz: Los estímulos provocados por el entrenamiento deben sobrepasar un umbral de intensidad para que produzca mejoría en nuestro organismo, también existe un umbral de máxima tolerancia que sobrepasado producirá efectos negativos en nuestro organismo. Estos umbrales dependerán principalmente de la edad del deportista, su experiencia deportiva, su nivel deportivo, y estilo de vida.