Fuente: Diario El Comercio
Juan Carlos Cuadros Guedes
En las farmacias de algunos centros médicos particulares se venden medicamentos con precios que superan en 100%, 200% y hasta 300% su valor de mercado
Una caja de Supradyn Pronatal (30 tabletas) cuesta S/.62,68 en la farmacia de la Clínica Centenario Peruano Japonesa . Cruzando la pista, en Boticas Fasa , el mismo producto se vende al público en S/.39,80 (son casi S/.23 menos). Lo mismo pasará si compra una ampolleta de Rocephin en la farmacia de la Clínica Javier Prado y otra en Boticas Arcángel . En la primera, el producto lo venderán en S/.88,08; y en la segunda, en S/.52,30 (la diferencia es de S/.36).
¿Por qué esa variación? ¿Es producto de la oferta y la demanda? Las respuestas son diversas y complejas, pero igualmente intentaremos darles forma y explicarlas en este informe.
Primero: la marcada diferencia de precios de los medicamentos en las farmacias de las clínicas privadas ?–sobre todo de los antidepresivos, antibióticos, analgésicos y otros de gran demanda entre los pacientes, como los productos oncológicos– , no es una práctica secreta.
“La mayoría de las clínicas lo hacen y por una razón sencilla”, asegura el decano del Colegio Médico del Perú, Juan Villena Vizcarra: “Es la forma más fácil que tienen para hacer caja y solventar sus gastos de mantenimiento, servicios y pago a los profesionales de la salud y técnicos que trabajan en ellas”, asegura.
Es una práctica que tiene varios años en el Perú y muchos la consideran normal, afirma la doctora Janice ?Seinfeld Lemlig, especialista en economía de la salud y miembro del Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico (CIUP).
Y se da porque las clínicas saben que tienen al consumidor cautivo. “Una vez que se atiende por el seguro, el deducible que este paga es suficientemente interesante como seguir con el proceso de compra en las farmacias. A pesar de las diferencias de precios, el paciente pagará menos, gracias al copago asegurador”, precisa la especialista.
CON DESCUENTOS
Pero hay más verdades. Otra fuente consultada para este informe (cuyo nombre no revelaremos), vinculada a un laboratorio que figura hoy entre los diez más importantes del rubro farmacéutico, nos reveló algunos hechos que impactan directamente en la variación de los precios de los medicamentos en las clínicas particulares.
Por ejemplo: Una farmacia, dedicada solo al expendio de medicamentos, compra regularmente una gran cantidad y variedad de estos productos, tratando de reducir el precio unitario de venta. Eso ocurre, por lo general, con los hospitales del Estado, Essalud y algunas cadenas de farmacias. Las clínicas particulares, por lo general, no compran medicamentos en grandes cantidades, tan solo los suficientes, razón por la cual el precio que pagan por los mismos tendría que ser superior al de otros establecimientos. Pero en la práctica no es así.
“Los laboratorios siempre vendemos medicamentos a las clínicas con descuentos que van de 25% a 50%, así sea pequeño el pedido. Esta es una razón para que se vendan también a precios razonables. Pero a esos medicamentos, cuando se ponen a la venta en las farmacias de las clínicas, jamás le trasladan nuestros descuentos. Por el contrario, les adicionan un incremento de 20%, 30% y hasta 50%, según la demanda. Por eso cuestan S/.20, S/.30 o S/.50 soles más”, explicó.
Este es un secreto a voces que muchos en la industria farmacéutica confirman ‘off the record’, pero del que nadie se atreve a hablar públicamente.
La sobrevaloración de los medicamentos es una de las tantas imperfecciones del mercado que permite a las clínicas mantener elevados márgenes de ganancia, equilibrando así los gastos médicos y de mantenimiento que realizan mensualmente. “Esa es la razón por la cual, al pagar cualquier atención en una clínica privada, las medicinas representan casi el 68% de la factura. Es algo increíble”, afirma el especialista en temas de medicamentos César Amaro Suárez.
Y el asegurado ni se da por enterado, pues gracias al copago del seguro –que termina siendo bajo–, este paga por un medicamento prácticamente lo mismo e incluso menos que en una farmacia cualquiera, pero es al seguro y a los asegurados a través de las primas que pagan, a quienes finalmente le cargan la diferencia del precio de los medicamentos. Pero ni las clínicas ni las aseguradoras pierden, pues uno gana con la venta de medicamentos y otro con los montos de las primas que cobran a los asegurados, sentenció Amaro Suárez.
PRECIOS DE LISTA
Frente a ello, ¿será una solución el observatorio de precios de la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas del Ministerio de Salud, que permite comparar precios ? En algo podría ayudar.
Sin embargo, al momento de cobrar, la mayoría de clínicas toma como referencia la lista de precios de los medicamentos que publican los laboratorios en las dos revistas especializadas del sector de nombre “Kairos” y “Farmaprecios”.
“En esas revistas, que son tomadas como referencia, se sugieren precios de venta a las farmacias, que en la práctica casi nunca cobran, pues siempre reciben descuentos de los laboratorios que nunca trasladan, pues los consideran como parte de su margen de ganancia”, afirma el decano del Colegio Médico, Juan Villena.
Ese es un “incentivo perverso” que alienta cada vez más el desarrollo de este tipo de prácticas en el mercado nacional y que pone a los pacientes y asegurados en desventaja por una clara asimetría en la información.
El Comercio intentó tener la versión de los directivos de la Asociación de Clínicas Particulares, de la Asociación Peruana de Empresas Prestadoras de Salud, de la Digemid del Ministerio de Salud y de la Superintendencia Nacional de Aseguramiento en Salud (Sunasa) para saber por qué existen esas diferencias, pero no hubo respuesta a nuestros pedidos. Tampoco de las empresas aseguradoras.
Muchos se disculparon argumentando que estaban ocupados o se encontraban de viaje. Otros simplemente dijeron que responderían nuestros cuestionarios de preguntas, pero sus respuestas jamás llegaron.
INTEGRACIÓN VERTICAL
Para nosotros era importante obtener sus puntos de vista, pues la salud se ha vuelto un buen negocio y el tema de los precios de los medicamentos y de su variación en el mercado es sin duda uno que interesa mucho.
En los últimos doce años, la cantidad de gente que se ha afiliado como titular o dependiente a una Empresa Prestadora de Salud se ha multiplicado por 8, pasando de 143.626 en marzo del 2000 a 1’166.312 en marzo del 2012. Este crecimiento ha sido impulsado por una pujante clase media y los agresivos planes de compras que han iniciado hace año y medio las dos principales aseguradoras del mercado, y que llevará tarde o temprano a la concentración del sector.
Nadie sabe cuál será el resultado de esta concentración, pues ahora ya las aseguradoras pasarán a manejar las principales clínicas del país. No obstante, el presidente de Indecopi, Heber Tassano, dijo que se encuentra monitoreando el mercado para ver si esta situación realmente perjudica al consumidor.
También la Comisión de Salud del Congreso de la República se ha interesado en el tema y convocará a todos los actores del mercado para analizar a fondo esta situación.
¿Si las principales clínicas del país están en manos de las empresas de seguros, qué se podría esperar? “Lo más cercano es que las aseguradoras, al hacerse dueñas de las clínicas, empiecen a manejar aun más los precios de los medicamentos, pues al tener el control total del negocio y a una masa de asegurados cautivos, sus ingresos estarán más que asegurados”, opina el especialista en temas de medicamentos César Amaro Suárez.
Pero no solo ellos buscarían ganar con este modelo. Algunas clínicas privadas independientes han entrado ya al negocio de seguros, en franca competencia con las EPS. “Y dentro de esta turbulencia competitiva empiezan a aparecer también nuevos operadores en el mercado, pequeños centros médicos que han puesto sus ojos igualmente en los medicamentos y en las ganancias que pueden obtener por la venta de estos productos en las farmacias dentro de sus propios establecimientos”, agrega Juan Villena.
¿REGULAR O NO REGULAR?
¿Hay algo que se pueda hacer para corregir la situación? ¿El Estado debería intervenir o, por el contrario, debería mantenerse al margen y respetar que estamos en una economía libre de mercado? La mayoría de los consultados coinciden en que es una decisión difícil. No obstante, afirman que se debe hacer algo, pues no se trata de cualquier mercado, sino de uno que involucra la salud de miles de peruanos. “Más que intervenir, quizá la solución podría venir por el lado de la competencia. Si el Estado se preocupara más por controlar la calidad y proporcionara al consumidor herramientas que le permitan comprar en cualquier farmacia y luego hacer sus deducibles ante las aseguradoras, las cosas en el mercado serían muy diferentes”, señala la economista Janice Seinfeld .
En verdad, mientras las farmacias de las clínicas manejen información privilegiada sobre los precios de los medicamentos y los precios referenciales de venta al público, poco o nada hará cambiar esta situación.