PSICOLOGÍA POSITIVA

En el presente se menciona las principales ideas sobre la psicología Positiva; el objetivo central, los niveles establecidos para llegar a la felicidad, las emociones positivas, fortalezas, entre otros aspectos importantes. El Dr. Martin Seligman, el psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi entre otros colaboradores dan paso a esta forma de complemento de la psicología clínica, pues se acostumbraba estudiar las enfermedades, en este caso la psicología positiva se enfocan en el estudio de la salud y bienestar del ser humano visualizando las cualidades, fortalezas y maximizarlas. La psicología comúnmente solía hacer énfasis en los estados negativos, mientras que la psicología positiva ha dado una nueva mirada centrada en las cualidades humanas positivas. El objetivo de esta investigación es contribuir a su difusión y ofrecer una visión general, una introducción a quien lo lea y por sí mismo continúe de forma personal su búsqueda de la felicidad.

 

La psicología positiva fue definida por Seligman (1999) como el estudio científico de las experiencias positivas, los rasgos individuales positivos, las instituciones que facilitan su desarrollo y los programas que ayudan a mejorar la calidad de vida de los individuos, mientras previene o reduce la incidencia de la psicopatología. Fue definida también como el estudio científico de las fortalezas y virtudes humanas, las cuales permiten adoptar una perspectiva más abierta respecto al potencial humano, sus motivaciones y capacidades. El propósito de este artículo es presentar una revisión teórica acerca de este movimiento reciente en la psicología desde un enfoque cognitivo comportamental, sus antecedentes, definición, principales presupuestos, campos aplicados en los que ha tenido mayores adelantos y algunas perspectivas de desarrollo.

 

I. MARCO TEORICO

1.1. Antecedentes

El desarrollo teórico e investigativo que ha dominado a la psicología a lo largo del tiempo ha estado centrado en las emociones negativas, y en la debilidad humana en general, dando lugar a un marco disciplinar sesgado hacia lo patogénico, aspecto que ha incidido en que la psicología sea identificada como psicopatología o psicoterapia (Vera, 2006). [1]

 

Producto de dicha aproximación, casi exclusiva en lo patológico, la psicología ha desarrollado algunos modelos de intervención eficaces y eficientes para muchos problemas psicológicos, en detrimento del avance en métodos y estrategias para alcanzar y optimizar los recursos y fortalezas de los individuos, aspectos de los que actualmente no se disponen conocimientos sólidos (Vázquez, 2006).[2]

 

Al parecer este marcado énfasis en lo patológico estuvo influido por la Segunda Guerra Mundial, período en el que la psicología se consolidó como una disciplina dedicada a la curación y a la reparación de daños (Seligman & Christopher, 2000), bajo el modelo biomédico dominante en ese entonces. No obstante antes de la guerra, los objetivos de la psicología no solo estaban orientados hacia la curación de los trastornos mentales, sino que sus acciones debían contribuir a que la vida de las personas fuera más productiva y plena, lo que implicaba identificar y desarrollar el talento y la inteligencia de las personas. Tras la guerra y por diferentes circunstancias, estos últimos objetivos fueron rezagados y la psicología se dedicó exclusivamente al tratamiento del trastorno mental y a aliviar el sufrimiento humano (Seligman & Csikszen-tmihalyi, 2000).[3]

En los últimos años, se ha venido produciendo un cambio en la investigación en psicología, que evidencia una tendencia a abordar las variables positivas y preventivas en lugar de los aspectos negativos y patológicos que tradicionalmente se estudian (Simonton & Baumeister, 2005)[4].

 

Algunos autores sostienen que uno de los retos para la psicología en los próximos años será dedicar más trabajo intelectual al estudio de los aspectos positivos de la experiencia humana, entender y fortalecer aquellos factores que permiten prosperar a los individuos, comunidades y sociedades, para mejorar la calidad de vida y también prevenir las patologías que surgen de condiciones de vida adversas.

 

El objetivo de lo que se ha llamado Psicología Positiva es justamente catalizar este cambio de la psicología, hacia el desarrollo de las fortalezas de las personas. Acorde con lo anterior, la principal tarea de prevención en esta década, será estudiar y entender cómo se adoptan esas fortalezas y virtudes en niños y jóvenes, elemento fundamental para la prevención de los llamados desórdenes mentales (Seligman & Christopher, 2000).[5]

 

El término psicología positiva fue propuesto por Martin Seligman, quien tras dedicar gran parte de su carrera al estudio de la indefensión aprendida y a la psicopatología, dio un giro radical hacia el estudio de lo que él llamó fortalezas y virtudes humanas. Su propuesta fue presentada inicialmente en la conferencia inaugural de su período como presidente de la American Psychological Association.

 

No obstante, las primeras aproximaciones hacia la psicología positiva se remontan a finales de los años 20, con los escritos de Watson sobre el cuidado psicológico de los infantes, y a finales de los años 30, con el trabajo de Terman y colaboradores sobre el talento de los estudiantes y su ambiente académico y los factores psicológicos relacionados con la felicidad marital.

 

2.2. Definición

La psicología positiva es una rama de la psicología de reciente aparición que busca comprender, a través de la investigación científica, los procesos que subyacen a las cualidades y emociones positivas del ser humano, durante tanto tiempo ignoradas por la psicología. Se utiliza el método científico. Estudia las emociones positivas, el desarrollo de las virtudes potenciando las propias fortalezas y la búsqueda de la felicidad o estado de bienestar.

 

La psicología positiva se define como el estudio científico de las experiencias positivas, los rasgos individuales positivos, las instituciones que facilitan su desarrollo y los programas que ayudan a mejorar la calidad de vida de los individuos, mientras previene o reduce la incidencia de la psicopatología.

 

Es definida también como el estudio científico de las fortalezas y virtudes humanas, las cuales permiten adoptar una perspectiva más abierta respecto al potencial humano, sus motivaciones y capacidades, incluye también virtudes cívicas e institucionales que guían a los individuos a tomar responsabilidades sobre su comunidad y promueve características para ser un mejor ciudadano. (Sheldon & King, 2001)[6]

 

1.3. Objetivos

El objetivo de la Psicología Positiva es aportar nuevos conocimientos acerca de la psique humana no sólo para ayudar a resolver los problemas de salud mental que adolecen a los individuos, sino también para alcanzar mejor calidad de vida y bienestar, todo ello sin apartarse nunca de la más rigurosa metodología científica propia de toda ciencia de la salud.

 

Y la misión de la Psicología Positiva no es decir a las personas que deben ser optimistas, o espirituales, o amables, o estar de buen humor; sino describir las consecuencias de tales rasgos.

 

Lo que cada uno haga con esa información dependerá de sus propios valores y objetivos, en palabras del propio Martin Seligman. La felicidad y el bienestar se refieren a sensaciones positivas como la alegría o la serenidad y estados positivos como los que supone la fluidez o la absorción. Desde el punto de vista clínico, la psicología positiva se ocupa de mejorar el bienestar subjetivo y la felicidad en lugar de centrarse en remediar déficits.

 

La psicología positiva no sustituye a la psicología clínica tradicional, sino que la complementa.

 

1.4. Importancia

La función de la conciencia es representar la información sobre lo que está sucediendo dentro y fuera del organismo de tal modo que el cuerpo pueda evaluar y actuar en consecuencia. En este sentido, funciona como una central telefónica para las sensaciones, las percepciones, los sentimientos y las ideas, estableciendo prioridades entre esa información diversa. Sin la conciencia seguiríamos “sabiendo” qué sucede, pero reaccionaríamos de manera refleja, instintiva.

 

Como cualquier otra dimensión de la conducta humana, la conciencia, es el resultado de unos procesos biológicos. Existen solo gracias a la increíblemente compleja arquitectura de nuestro sistema nervioso, que a su vez está construido según las instrucciones que contienen las moléculas proteínicas de nuestros cromosomas. Al mismo tiempo se debe reconocer que el modo en que trabaja la conciencia no está totalmente controlado por su programación biológica: en muchos de los casos se autodirige. En otras palabras, la conciencia ha desarrollado la capacidad de pasar por encima de sus instrucciones genéticas y dirigir su proprio e independiente curso de acción.

1.5. El estudio de las fortalezas humanas

Algunas características de personalidad como la extraversión o la introversión,  no tienen una connotación valorativa o moral en cuanto a que sea más deseable un polo que el otro. Sin embargo, hay rasgos que sí se consideran generalmente valiosos, como la capacidad para trabajar en equipo o la sabiduría. Estos últimos se suelen considerar fortalezas del carácter (Peterson y Seligman, 2004).

 

Conocer y comprender el origen de las fortalezas del carácter es algo esencial, y una tarea pendiente de la psicología, porque permite poner nombre y comenzar a disponer de teorías sobre aspectos del ser humano que de otra forma se obviarían o, en el peor de los casos, se interpretarían en base a rasgos o procesos negativos (Avia y Vásquez, 1998).[7]

 

Un caso muy claro es el del altruismo, un proceso que durante mucho tiempo la gran mayoría de las teorías interpretaban como un proceso básicamente auto-sirviente (Fehr y  Fischbacher, 2003).[8]

 

1.5.1. El proyecto VIA (Values in Action) de clasificación de fortalezas

En los últimos diez años, se ha desarrollado un intenso trabajo de clasificación y elaboración de un sistema de evaluación de fortalezas que, aunque como todas las propuestas científicas, está sometido a continua revisión, ha tenido la pretensión de ser lo más exhaustivo y universal posible. Este trabajo realizado fundamentalmente por Chris Peterson y Martín Seligman, pero que ha contado con la colaboración de otros muchos investigadores, ha dado lugar a una clasificación de 24 fortalezas y a varios instrumentos de evaluación, actualmente todavía en proceso de validación. Estas fortalezas son el resultado de la búsqueda de los aspectos más valiosos y deseables del ser humano, y han sido rastreadas en las culturas y religiones más importantes a través de diferentes estrategias. Aunque para que una fortaleza fuera finalmente incluida, además de tener presencia en todas las culturas, tenía que cumplir una amplia serie de condiciones entre las que se encontraban la distintividad, la apariencia de rasgo, la existencia de ejemplos paradigmáticos, la ausencia de un opuesto deseable , etc.

 

Clasificación de Fortalezas  VIA

 (Tomado de Peterson y Park, 2009)[9]

1. Sabiduría y conocimiento.
·         Creatividad. pensar en formas nuevas y productivas de hacer las cosas

·         Curiosidad. tener interés sobre todas las experiencias que están teniendo lugar

·         Apertura demente. Pensar en las cosas con profundidad y desde todos los ángulos.

·         Amor al aprendizaje. buscar el desarrollo de nuevas destrezas, temas y cuerpos de conocimiento.

·         Perspectiva. ser capaz de proporcionar sabios consejos para otros.

2. Coraje
·         Autenticidad. Decir la verdad y presentarse a uno mismo de una forma genuina.

·         Valor. No amedrentarse ante la amenaza, el desafío, la dificultar o el dolor.

·         Persistencia. Finalizar lo que uno empieza

·         Vitalidad. Acercarse a la vida con excitación y energía

3. Humanidad
·         Bondad. Hacer favores  y ayudar a los demás

·         Amor. Valorar las relaciones cercanas con los demás

·         Inteligencia social. Ser consciente de los motivos y sentimientos de uno mismo y de los demás.

4 Justicia
·         Justicia. Tratar a todo el mundo de la misma forma de acuerdo a las nociones de justicia y equidad

·         Liderazgo. Organizar actividades de grupo y conseguir que se lleven a cabo.

·         Trabajo en equipo. Trabajar bien como miembro de un grupo o equipo

5. Contención
·         Capacidad de  perdonar. Perdonar a aquellos que nos han hecho daño.

·         Modestia. Dejar que los logros propios hablen por sí mismos

·         Prudencia. Ser cuidadoso acerca de las propias decisiones, no hacer o decir cosas de las que luego uno se podría arrepentir.

·         Autorregulación. Regular lo que uno siente y hace.

6. Trascendencia
·         Apreciación de la belleza y excelencia. Percibir y apreciar la belleza, la excelencia, o la destreza en todos los ámbitos de la vida

·         Gratitud. Ser consciente y agradecido de las buenas cosas que suceden

·         Esperanza. Esperar lo mejor y trabajar para lograrlo

·         Humor. Gusto por la risa y la broma, generar sonrisas en los demás

·         Religiosidad. Tener creencias coherentes sobre un propósito más alto y un sentido en la vida

 

1.5.2. La resiliencia y el crecimiento ante la adversidad

Dentro del estudio de las fortalezas humanas, uno de los campos más fructíferos es el que estudia las respuestas de resiliencia (Bonanno, 2005).[10] La resiliencia es un concepto importado de la física y la ingeniería en concreto, de la resistencia de materiales que se refiere a la capacidad de un material para ser flexible ante una fuerza externa, pero volver a su posición original cuando dicha fuerza desaparece. En términos psicológicos, implica dos elementos diferentes pero relacionados: una capacidad y un resultado.

 

En primer lugar, se refiere a la capacidad para afrontar situaciones adversas o potencialmente traumáticas y afrontarlas como retos o desafíos más que como amenazas (muchas veces, esta capacidad facilita el afrontamiento eficaz de dichas situaciones y reduce considerablemente el impacto psicológico del mismo). En segundo lugar, se habla también de resiliencia al hecho observable de que una persona o un grupo de personas, habiendo sufrido un evento adverso o potencialmente traumático, no hayan generado reacciones psicopatológicas o problemas de adaptación relevantes.

 

Los beneficios o aprendizajes más habituales tienen que ver con la mejor de las relaciones interpersonales más comunicación, más intimidad, con la mejora en la percepción de uno mismo más fortaleza, con más capacidades y con la mejora de la propia vida más capacidad para disfrutar el momento, reajustes en la escala de valores. Al igual que en el caso de la resiliencia, este tipo de fenómeno es mucho más frecuente de lo que se pensaba y se ha estudiado en muchos contextos y situaciones adversas diferentes (Linley y Joseph, 2004)[11]

 

1.6. Emociones positivas

Uno de los principales aportes de la psicología positiva ha sido establecer que el sentimiento de felicidad o bienestar duradero es bastante estable en las personas, y que está compuesto por un puntaje fijo, probablemente hereditario, que es relativamente independiente del ambiente en el que se vive, se puede modificar por circunstancias específicas, pero luego de unos meses vuelve a su nivel de línea de base. Así, el temperamento es uno de los predictores más importantes de los niveles de experiencias positivas que una persona sentirá (Seligman, 2005).[12]

 

Por otra parte, están las fortalezas de carácter, que son propias de cada persona y pueden ponerse en práctica. Las fortalezas son rasgos o características psicológicas que se presentan en situaciones distintas a través del tiempo, y sus consecuencias suelen ser positivas. Poner en práctica una fortaleza provoca emociones positivas auténticas y actúan como barreras contra la enfermedad, entre estas se encuentran el optimismo, las habilidades interpersonales, la fe, el trabajo ético, la esperanza, la honestidad, la perseverancia y la capacidad para fluir (flow), entre otras.

 

Lykken (2000) sugiere que los individuos pueden fortalecer intencionalmente su capacidad para experimentar y maximizar emociones positivas, lo que, se ha demostrado, mejora la salud física, emocional y social. Así mismo, existen ciertas variables como la percepción de un matrimonio exitoso y la religiosidad que se han relacionado, aunque, de manera modesta, con la experiencia positiva y la buena salud.[13]

 

Para Csikszentmihalyi (1990), las emociones positivas pueden centrarse en el futuro, presente o pasado. Respecto al futuro, están el optimismo, la esperanza, la fe, y la confianza; las relacionadas con el presente son la alegría, la tranquilidad, el entusiasmo la euforia, el placer y la más importante el llamado flow, o experiencia óptima, que incluye felicidad, competencia percibida e interés intrínseco por la actividad realizada. Sobre el pasado, las emociones positivas incluyen la satisfacción, la complacencia, la realización personal, el orgullo y la serenidad. Estos tres aspectos emocionales son distintos y no se hallan necesariamente relacionados. (Csikszentmihalyi, 1990)[14]

 

Cabe resaltar la importancia de la interpretación subjetiva de factores objetivos en el mantenimiento y creación de la felicidad. Se promueve la idea de que las personas felices tienen mayor probabilidad de ver los eventos y circunstancias de la vida de manera que refuerzan y promueven su bienestar, esperan resultados positivos en el futuro, tienen un sentido de control sobre el resultado de sus acciones y confían más en sus habilidades o destrezas (Lyubomirshy, 2001).[15]

 

1.7. El optimismo

El optimismo es una de las fortalezas que proporciona mayor bienestar, lo cual se relaciona con las expectativas que las personas tienen acerca del futuro, es una disposición o creencia estable y generalizada de que ocurrirán cosas positivas. El optimismo implica un sentido de control personal así como la habilidad para encontrar sentido a las experiencias de la vida y se asocia a una mejor salud mental. Se ha encontrado que esta variable tiene efectos favorables sobre el curso de la enfermedad, aumenta la sobrevida en pacientes terminales e incide sobre la percepción de bienestar y salud en general (Peterson y otros, 1993).

 

De acuerdo con estudios realizados, el optimismo disposicional se relaciona, de manera positiva, con las estrategias de afrontamiento favorables (planificación, reinterpretación positiva y crecimiento personal, afrontamiento focalizado en el problema y afrontamiento adaptativo) y, de manera negativa, con estilos de afrontamiento considerados desadaptativos (centrado en las emociones, negación, distanciamiento conductual, consumo de sustancias y afrontamiento) (Chico, 2002).[16] De acuerdo con lo anterior, los sujetos optimistas suelen presentar mejores habilidades de resolución racional de problemas (Diener & Lucas, 1999).[17]

 

Así mismo, se ha observado que las personas con serios problemas de salud que presentan una percepción optimista de la enfermedad tienen una vida más prolongada, y reportan mejor calidad de vida que aquellos que asumen su condición de manera pesimista (Taylor, Kennedy, Reed, Bower & Gruenewald, 2000)[18].

 

Acorde con lo anterior, las personas pesimistas presentan mayor deterioro en su estado de salud y bienestar, mientras que la orientación optimista se asocia con resistencia a la enfermedad y resultados más favorables en la evaluación de su salud.

 

1.8. El estudio del bienestar

Un área importante, de gran impacto social, es el estudio de las bases del bienestar psicológico, o de otra forma, los orígenes de lo que habitualmente solemos llamar felicidad. Este tema es relevante en primer lugar porque es relevante para las personas. La felicidad es una de las principales metas vitales de la mayoría de las personas y, sólo por ello, es un objetivo de estudio de gran interés. En segundo lugar, el estudio del bienestar es relevante debido a las consecuencias que conlleva el bienestar psicológico; no es sólo una cuestión de placer o serenidad para el individuo sino que tiene importantes implicaciones para la salud mental y física de la persona, y también para su contexto social y comunitario. En este sentido  la investigación ha mostrado que bienestar de las personas tiene unos beneficios a medio plazo en forma de estabilidad y satisfacción familiar, de satisfacción en las relaciones interpersonales, de rendimiento a nivel laboral y de buena salud y mayor longevidad (Lyubomirsky, King y Diener, 2005)

 

1.8.1. ¿Qué es el bienestar?

Este modelo, entre otros, sirvió de inspiración para un modelo más reciente y de gran expansión desarrollado por Ryff (1989), una de las peculiaridades de este modelo es que plantea el bienestar como el reflejo de un funcionamiento psicológico óptimo. En consecuencia, sugiere que el elemento hedónico el balance entre las emociones positivas y negativas puede ser independiente del bienestar. Es decir, una persona podría sentirse plena de bienestar psicológico y experimentar frecuentes emociones negativas y pocas emociones positivas debido a las circunstancias (por ejemplo, trabajo con grandes retos y dificultades).

 

1.8.2. Dimensiones propuestas en el modelo de bienestar de Ryff (1989)[19]

 

DIMENSIÓN NIVEL ÓPTIMO NIVEL DEFICITARIO
 

 

Control ambiental

·     Sensación de control y competencia

·     Control de actividades

·     Saca provecho de oportunidades

·     Capaz de crearse o elegir contextos

·     Sentimientos de indefensión

·     Locus externo generalizado

·     Sensación de descontrol.

 

 

Crecimiento personal

·     Sensación de desarrollo continuo

·     Se ve a sí mismo en progreso

·     Abierto a nuevas experiencias

·     Capaz de apreciar mejoras personales.

·     Sensación de no aprendizaje.

·     Sensación de no mejora

·     No transferir logros pasados al presente

 

Propósito en la vida

·     Objetivos en la vida

·     Sensación de llevar un rumbo

·     Sensación de que el pasado y el presente tienen sentido.

·     Sensación de estar sin rumbo.

·     Dificultades psicosociales

·     Funcionamiento pre-mórbido bajo

 

 

Autonomía

 

·     Capaz de resistir presiones sociales

·     Es independiente y tiene determinación

·     Regula su conducta desde dentro

·     Se autoevalúa con sus propios criterios

·     Bajo nivel asertividad

·     No mostrar preferencias

·     Actitud sumisa y complaciente

·     Indecisión

Autoaceptación ·     Actitud positiva hacia uno mismo

·     Acepta aspectos positivos y negativos

·     Valora positivamente su pasado

·     Perfeccionismo

·     Mas uso de criterios externos

Relaciones positivas con otros ·     Relaciones estrechas y cálidas con otros

·     Le preocupa el bienestar de los demás

·     Capaz de fuerte empatía, afecto e intimidad

·     Déficit en afecto, intimidad, empatía

 

El bienestar social, según Keyes (2002), se basa en la satisfacción del individuo con su entorno cultural y social. Evalúa componentes que van más allá de la satisfacción de una persona consigo misma, su futuro o sus recursos inmediatos, para centrarse en la calidad percibida de la sociedad que le rodea.[20] O, de otra forma, el nivel de bienestar social expresaría en qué medida el contexto social y cultural en que uno vive es percibido como un entorno positivo y satisfactorio. Estos criterios, por lo tanto, toman en consideración a los individuos dentro del tejido social en el que se desenvuelven y evalúan la percepción subjetiva del individuo sobre ellos.

 

Según la autora, habría cinco diferentes dimensiones en el ámbito del bienestar social:

  1. Coherencia social. Percibir que el mundo social tiene lógica y es coherente y predecible.
  2. Integración social. Sentirse parte de la sociedad y sentirse apoyado y con elementos a compartir
  3. Contribución social. Percepción de que uno contribuye con algo valioso para la sociedad en general.
  4. Actualización social. Tener la sensación de que la sociedad es un marco que crece y se desarrolla permitiendo además el crecimiento y la actualización personal.
  5. Aceptación social. Tener actitudes positivas hacia la gente. Sentir que el mundo no es un lugar hostil y cruel.

 

1.9. Campos de aplicación

Dado que el propósito de la psicología positiva ha sido contribuir al estudio de las condiciones y procesos relacionados con el desarrollo óptimo de los individuos, grupos e instituciones (Gable & Haidt, 2005), sus aportes han tenido impacto en distintos campos de intervención de la psicología, principalmente en  las áreas clínica, de la salud y educativa, en las que se observa un mayor énfasis.[21]

 

1.9.1. En el nivel clínico

Uno de los objetivos de la psicología positiva es cambiar el marco de intervención hacia el desarrollo de estrategias terapéuticas que favorezcan la experiencia emocional positiva, lo cual está orientado hacia la prevención y tratamiento de los problemas derivados o exacerbados por la presencia de emociones negativas como la ansiedad, la depresión, la agresión y el estrés, entre otros. Dichas emociones tienen además la propiedad de estrechar el repertorio conductual del individuo, en cuanto afectan los procesos de pensamiento y acción (Resnick, Warmoth & Selin, 2001).[22]

 

Debido a la orientación tradicional de la psicología, actualmente se cuenta con conocimientos sólidos sobre los efectos de las emociones negativas (miedo, tristeza, ira, aversión, indignación y repulsión, entre otras) sobre los llamados trastornos de salud mental y física (Miguel-Tobal, Casado, Cano-Vindel y Spielberger, 1997; Seligman, 2005).[23] Por el contrario, el objetivo concreto de la psicología positiva en el ámbito clínico y de la salud, es estudiar las fortalezas y las virtudes humanas, así como los efectos que éstas tienen sobre los individuos y la sociedad (Cuadra & Florenzano, 2003).[24]

 

En el nivel educativo, existen estudios sobre motivación extrínseca, desarrollo en jóvenes, apego, motivación académica, ambientes de aprendizaje  y servicios de orientación familiar, en los que se enfatiza en la generación y optimización de las fortalezas desde una aproximación positiva y proactiva (Christenson & Sheridan, 2001).[25]

 

1.9.2. La psicología educativa

Desde una perspectiva positiva centra su atención en las fortalezas o atributos específicos positivos de las personas y grupos en ambientes pedagógicos (Hughes, 2000).[26] De acuerdo con estudios realizados en este ámbito, aquellos docentes que enfatizan en las experiencias positivas sobre el desarrollo de habilidades en los niños, hacen que éstos tengan mayor probabilidad de experimentar altos niveles de autoeficacia y otras características de desarrollo psicológico positivo, cuando ocurren conjuntamente con el desarrollo de habilidades complejas (Akin-Little, Little & Delligatti, 2004). [27]

 

Al respecto, Terjesen y otros (2004) sostienen que promover competencias en los niños es más que arreglar lo que está mal en ellos; es identificar y fortalecer sus cualidades predominantes, y ayudarles a encontrar los espacios en los que puedan expresarlas. Promover las fortalezas de los niños y jóvenes puede incrementar cambios que favorecen el manejo exitoso de las dificultades actuales y las que deberán afrontar en el futuro.[28]

En este sentido, Meyers y Nastasy (1999), sostienen que las intervenciones preventivas deben dirigirse hacia la modificación del ambiente para reducir el estrés, modificación del individuo para desarrollar competencias, a modificar de forma simultánea al individuo y su ambiente. Los ambientes educativos en los cuales las recompensas son ofrecidas de manera contingente con el logro exitoso de metas realistas tienen más probabilidad de incrementar la motivación y disminuir los comportamientos problemáticos de los niños y jóvenes.[29]

 

1.10. Perspectivas de desarrollo

Dado que se trata de una nueva perspectiva para el abordaje de la psicología, los presupuestos básicos de la psicología positiva son aplicables en todas las áreas en las que la disciplina ha hecho presencia, lo que denota no solo un amplio campo de acción sino muchas alternativas de investigación e intervención. En este sentido, uno de los principales retos de la psicología positiva supone, en primera instancia, una delimitación conceptual y el desarrollo de instrumentos válidos y fiables que sean capaces de estimar y delimitar las variables que estudia (Eccles, J.S. & Gootman, J.A. 2002).[30]

 

Por otra parte, es recomendable acudir al conocimiento disciplinar acumulado, en distintas áreas de la psicología y utilizarlo desde la perspectiva de la psicología positiva. Tal es el caso de la psiconeuroinmunología y sus estudios sobre estrés e inmunosupresión, dicho conocimiento, por ejemplo, podría ser la base de estudios sobre emociones positivas e inmunocompetencia. De igual forma, se espera que las estrategias utilizadas en clínica, en educción, en salud y demás campos de desarrollo, sean sometidos a validez empírica, y sus instrumentos sean aprobados psicométricamente.

 

II. MARCO CONCEPTUAL

  • Felicidad. La felicidad es un estado de bienestar subjetivo, se ha visualizado como una meta o un fin, como un estado de bienestar ideal y permanente que alcanzar. Sin embargo, suele decirse que la felicidad se compone de ráfagas, de momentos, de detalles vividos en el día a día, y quizá su principal característica sea su capacidad de aparecer y desaparecer constantemente a lo largo de nuestras vidas.

 

  • Creatividad. Crear es establecer, fundar, introducir por vez primera algo; hacerlo nacer o darle vida, en sentido figurado. La creatividad se puede aprender y existen variables que la potencian como la inteligencia, la motivación intrínseca, la autoestima. En ella surge como parte de la creatividad los mapas mentales.

 

  • El mapa mental. Es una técnica creada por Tony Buzan, investigador en el campo de la inteligencia. Es una representación gráfica, similar a una neurona, en una única hoja de papel de un tema, proyecto, idea, conferencia, o cualquier otra cuestión. Combina las palabras clave con dibujos y colores y establece conexiones entre aquellas.

La importancia de los mapas mentales radica en que son una expresión de una forma de pensamiento: el pensamiento irradiante. Es una técnica gráfica que permite acceder al potencial del cerebro y tiene usos múltiples. Su principal aplicación en el proceso creativo es la exploración del problema y la generación de ideas. En la exploración del problema es recomendable su uso para tener distintas perspectivas del mismo

 

  • Fluir/flow. Desarrollado por el psicólogo Mihalyi Csikszentmihalyi, quien lo ha definido como un estado en el que la persona se encuentra completamente absorta en una actividad para su propio placer y disfrute, durante la cual el tiempo vuela y las acciones, pensamientos y movimientos se suceden unas a otras sin pausa.

 

Cuando fluimos no es que seamos felices pero no se puede ser feliz sin las experiencias de flujo. Es un estado de absorción y concentración en el que se encuentra una persona al realizar una actividad o tarea para su satisfacción personal perdiendo la noción del tiempo, por ejemplo los videojuegos. La persona está totalmente involucrado, centrado, concentrando debido a la curiosidad innata o como el resultado del entrenamiento.

 

Según Mihalyi Csikszentmihalyi existen siete condiciones del flow:

  • Sentido de éxtasis, de estar fuera de la realidad cotidiana.
  • Claridad interior, a sabiendas de lo que hay que hacer y lo bien que va.
  • Conocer la actividad es factible, que las competencias son adecuada, y ansioso o aburrido.
  • Sentido de la serenidad, no se preocupa por sí mismo, sensación de creciendo más allá de los límites del ego.
  • Sentimiento de ego que trasciende de manera que no creía posible.
  • Oportunidad, totalmente centrado en la actualidad, no se dan cuenta El paso del tiempo.
  • La motivación intrínseca, lo que produce el “flujo” se convierte en su propia recompensa.

 

  • Resiliencia /Hardiness.

Es la capacidad que tiene el ser humano para enfrentarse a las adversidades, sobreponerse a ellas y salir fortalecido de la experiencia. La base de la resiliencia es la autoestima.

 

Se conoce como personalidad resistente a las personas que ante hechos vitales negativos parecían tener unas características de personalidad que les protegían. Se considera que es un constructo multifactorial con tres componentes principales: compromiso, control y reto.

 

  • Optimismo. Valor que nos ayuda a enfrentar las dificultades con buen ánimo y perseverancia, descubriendo lo positivo que tienen las personas y las circunstancias, confiando en nuestras capacidades y posibilidades junto con la ayuda que podemos recibir. Un ejemplo que suele utilizarse es cuestionándose ¿cómo está el vaso medo lleno o medio vacío? ¿Cómo vez la vida negativa o positiva?

 

  • Humor. La risa es una potente herramienta curativa, una buena carcajada fortalece el sistema inmunológico del cuerpo y reduce las hormonas que pueden causar tensiones. 
La risoterapia no se basa en sonrisitas, ni siquiera en carcajadas normales. Hay que aprender a reír con todo el cuerpo. Las sesiones parten de un cuerpo completamente relajado. Se necesita liberar las tensiones musculares y las preocupaciones para sumergirse plenamente en la medicina de la risa. Uno de los métodos más efectivos para desbloquear el cuerpo y la mente es la danza.

 

  • Inteligencia emocional. Es la habilidad que nos permite percibir, comprender y regular nuestras emociones y las emociones de los demás. Predice su felicidad las personas con alta inteligencia emocional alcanzan mayor éxito en la vida y se perciben a sí mismas como más felices que las personas con baja inteligencia emocional. No sólo el éxito profesional viene determinado por las habilidades emocionales, también la propia satisfacción con la vida, la felicidad en términos más coloquiales, guarda relación con ellas y no con las habilidades intelectuales.

 

III. MARCO REFERENCIAL

Habitualmente, la psicología positiva se suele concebir fundamentalmente de dos maneras: como un movimiento académico y como un área de investigación. Movimiento en cuanto a que es fruto de una movilización emprendida por reconocidos investigadores norteamericanos –Martin Seligman y Mihaly que pretendía justamente eso, que se recuperaran ciertos temas de investigación por parte de investigadores de todo el mundo y se pusieran en un primer plano. De forma complementaria, se suele entender la psicología positiva como un conjunto de temas de estudio y de conclusiones de investigación que tienen como vínculo común el estar centrados en aspectos positivos del ser humano. Hay que aclarar que aunque algunas personas han calificado equivocadamente que la aparición de la psicología positiva supone un cambio de paradigma, en realidad no conlleva ningún cambio de ese calado. La psicología positiva parte del mismo marco, planteamientos y metodología usados por la Psicología de las últimas décadas.

 

El hecho de que sea un movimiento académico no es un asunto trivial ya que, como veremos, eso lo diferencia de otros movimientos previos, y lo diferencia también de los libros de autoayuda y de otros métodos menos rigurosos. El hecho de que sea científico no hace que sus conclusiones sean más aburridas o menos aplicables a la vida real, sino que sencillamente se tienen únicamente en cuenta aquellos enunciados y conclusiones que han sido estudiados y a ser posible, replicados en grupos de personas amplios y que dichas conclusiones son más probables en función de los resultados encontrados. Esto excluye las afirmaciones sin apoyo empírico o las conclusiones basadas en la experiencia  personal de un autor, y permite que las conclusiones sean más precisas, que éstas no estén sometidas a sesgos personales y que se produzca un avance continuo en el desarrollo de la disciplina.

 

IV. ANALISIS DEL TEMA

La psicología positiva es un movimiento fundado por Martin Seligman con la colaboración de otros importantes académicos norteamericanos que pretende devolver al centro de la investigación el estudio del bienestar humano y de las fortalezas humanas. El esfuerzo que se ha realizado en estos últimos años para recopilar la investigación previa y darle un sentido ha tenido sus frutos, y en estos momentos todos los esfuerzos están centrados en desarrollar nuevas líneas de investigación con temas relacionados con las emociones positivas, las relaciones positivas, los rasgos positivos, las organizaciones positivas y las intervenciones positivas.

 

En esta investigación se ha revisado la historia del movimiento, se han aclarado ciertos aspectos que en ciertos momentos han generado confusión, y se han descrito extensivamente sus objetivos y las áreas de investigación más importantes. Además, se han mostrado algunos modelos clave, así como los resultados de investigación más relevantes. La psicología positiva ha generado un gran interés porque cubre una laguna en la formación de muchos profesionales y porque es reflejo de una necesidad social de gran calado.

 

El motivo fundamental de su creación fue fomentar el interés de académicos e investigadores sobre un área muy desatendida hasta ese momento: el estudio de los aspectos psicológicos positivos del ser humano. A partir de entonces, y tras realizar un importante esfuerzo para reunir la investigación previa realizada, han sido muchos los investigadores que han comenzado a estudiar aspectos como la resiliencia, la satisfacción vital o la capacidad de agradecimiento.

 

 

V. APORTE PREFERENCIAL

La psicología positiva no es ajena a la psicología clínica pues se complementan y coexisten día a día, cuando creí que solo se trataba de un tema aislado de la psicología, comprendí que es una ciencia y puede ser comprobado científicamente.

 

En un principio era justificable que se enfocaran en buscar alternativas de cura que resolvieran en ese momento la necesidad pues eran momentos difíciles y se requería por ejemplo curar la depresión, las enfermedades físicas debido a la guerra, u otros; sin embargo este enfoque se trata de ver la parte positiva que en cada ser humano existe y es cuestión de desarrollarlas para lograr el bienestar y mejorar la calidad de vida de las personas, ser más felices.

 

Independientemente del nivel socioeconómico, educacional, laboral, la gente requiere conocer esta alternativa de mejora personal, se vive en un mundo globalizado donde la internet así como otros factores suele distanciar el contacto interpersonal, las fortalezas que por naturaleza están en uno mismo quedan en el olvido, las noticias negativas que vemos en la televisión o leemos nos hacen creer que todo es negativo.

 

La gente muchas veces solo lleva una vida agradable o una buena vida cuando lo realmente especial es complementarlos y alcanzar una vida con sentido, recordar a diario que todo sucede para nuestro beneficio, que jamás se fracasa solo se obtienen resultados, que puede usarse todo sin conocerlo, así como que los recursos más abundantes son los recursos humanos, que el mundo es una fiesta y siempre tener en cuenta ser responsable del mundo en el cual se vive.

 

Considero que si tenemos en mente y practicamos las fortalezas de forma automática tendremos un mejor lugar para vivir y una buena enseñanza para las futuras generaciones.

 

 

BIBLIOGRAFÍA

 

  1. Vera, B. (2006). Psicología positiva. Una nueva forma de entender la psicología. Papeles del psicólogo, 27 (1), 3-8.
  2. Vázquez, C. (2006). La psicología positiva en perspectiva. Papeles del psicólogo, 27 (1), 1-2.
  3. Seligman, M. y Csikszentmihalyi, M. (2000). Psicología Positiva: Una introducción. American Psychologist, 55 (1), 5-14.
  4. Simonton, D. K. Y Baumeister, R. (2005). Psicología positiva en la cumbre. Review of General Psychology, 9 (2), 99-102.
  5. Seligman, M.E.P. Y Christopher, P. (2000). Psicología clínica positiva, Recuperado el 12 de junio de 2006 del sitio web del Centro de Psicología Positiva: www.ppc.sas.upenn.edu/posclinpsychchap.htm
  6. Sheldon, K.M. & King, L. (2001) ¿Por qué es necesaria la psicología positiva. American Psychologist, 56, 216-217.
  7. Avia, M. D. y Vásquez, C. (1998) Optimismo inteligente. Psicología de las emociones
  8. Madrid: Ed. Alianza.
  9. Fehr, E. y Fischbacher, U. (2003) ” La naturaleza del altruismo humano ” Naturaleza, 425, 785- 791.
  10. Peterson, C. (2006). Una cartilla en la Psicología Positiva. Nueva York: Oxford University Press.
  11. Bonanno, G. A. (2005) “Resiliencia en la cara de un trauma potencial” Current Directions en Psychological Science, 14, 135-138.
  12. Linley, P. A. y José, S. (2004). “Cambio positivo después de un trauma y adversidad: Un revisión”. Journal of Traumatic Stress , 17 , 11-21
  13. Seligman, M.E.P. (2005). La auténtica felicidad (M. Diago & A. Debrito, Trads.). Colombia: Imprelibros, S.A. (Trabajo original publicado en 2002).
  14. Lykken, D. (2000). La naturaleza y la crianza de alegría y satisfacción. Nueva York: St. Martin s Griffin.
  15. Csikszentmihalyi, M. (1990). Flujo hallazgo: La psicología de la experiencia óptima. New York, NY: Harrer y Row.
  16. Lyubomirshy, S. (2001). ¿Por qué algunas personas son más felices que otros? American Psychologist, 56, 239-249.
  17. Chico, E. L. (2002) Optimismo disposicional como predictor de estrategias de afrontamiento. Psicothema, 14 (3), 544-550.
  18. Diener, E. & Lucas, R. (1999) La personalidad y el bienestar subjetivo. En D. Kahneman, Diener y E. N. Schwartz (Eds.). Bienestar: Los fundamentos de la psicología hedónica (p. 213-229.). Nueva York: Fundación Russell Sage.
  19. Taylor, S.E., Kennedy, M.E., Reed, G. M., Bower, J.E. & Gruenewald, T.L. (2000) Recursos Psicológicos. ilusiones positivas y salud. American Psychologist, 35, 99-109
  20. Ryff, Carol. D. (1989) “La felicidad es todo, ¿o no? Exploraciones sobre el significado de bienestar psicológico”. Journal of Personality and Social Psychology, 57, 1069-1081.
  21. Keyes, C. L. M. y López, S. J. (2002) ” Hacia una ciencia de la salud mental: Los sentidos positivos en el diagnóstico y las intervenciones” En C. R. Snyder y S. J. López (dirs), Manual de psicología positiva ( pp . 45-59 ) . Londres: Oxford University Press.
  22. Gable, S. L. & Haidt, J. (2005). ¿Qué (y por qué) es la psicología positiva? Reviw de Psicología General, 9 (2), 102-110.
  23. Resnick, S., Warmoth, A. & Selin, I.A. (2001). La psicología humanista y la conexión de la psicología positiva: implicaciones para la psicoterapia. Revista de Psicología Humanista, 41, 73-101.
  24. Miguel-Tobal, J.J., Casado, M.I., Cano-Vindel, A. & Spielberger, C.D. (1997). El estudio de la ira en los trastornos cardiovasculares mediante el empleo del Inventario de Expresión del Estado y Rasgo-STAXI. Ansiedad y Estrés, 3 (1), 5-20.
  25. Cuadra, H. & Florenzano, R. (2003). El bienestar subjetivo: hacia una psicología positiva. Revista de Psicología de la Universidad de Chile, 12 (1), 83-96.
  26. Christenson, S.L. & Sheridan, S.M. (2001). Las escuelas y las familias: Creación de conexiones esenciales para el aprendizaje. Nueva York: Guilford Press.
  27. Hughes, J.N. (2000). El papel esencial de la teoría en la ciencia del tratamiento de los niños más allá de los tratamientos con apoyo empírico. Diario de la Escuela de Psicología, 38, 301-330.
  28. Akin-Little, K.A., Little, S.G. & Delligatti, N. (2004). n modelo preventivo de la consulta de la escuela: la incorporación de las perspectivas de la psicología positiva. Psicología en las Escuelas, 41 (1), 155-162.
  29. Terjesen, M.D. Jacofsky, M. Froh, J & DiGiuseppe, R. (2004). La integración de la psicología positiva en las escuelas: Implicaciones para la práctica. Psicología en las Escuelas, 41 (1), 163-172.
  30. Meyers, J. & Nastasy, B.K. (1999). La prevención primaria en el entorno escolar. En T. Gutkin & C. Reynolds (Eds.). El manual de psicología escolar (3ª. Ed.). (Pp. 764-799). Nueva York: Wiley.
  31. Eccles, J.S. & Gootman, J.A. (2002). Programas Comunitarios en favor del desarrollo de la juventud. Washington, DC: National Academic Press.

 

[1] Vera, B. (2006). Psicología positiva. Una nueva forma de entender la psicología. Papeles del psicólogo, 27 (1), 3-8.

[2] Vázquez, C. (2006). La psicología positiva en perspectiva. Papeles del psicólogo, 27 (1), 1-2.

[3] Seligman, M. y Csikszentmihalyi, M. (2000). Psicología Positiva: Una introducción. American Psychologist, 55 (1), 5-14.

[4]  Simonton, D. K. Y Baumeister, R. (2005). Psicología positiva en la cumbre. Review of General Psychology, 9 (2), 99-102.

[5]  Seligman, M.E.P. Y Christopher, P. (2000). Psicología clínica positiva, Recuperado el 12 de junio de 2006 del sitio web del Centro de Psicología Positiva: www.ppc.sas.upenn.edu/posclinpsychchap.htm

[6] Sheldon, K.M. & King, L. (2001). ¿Por qué es necesaria la psicología positiva. American Psychologist, 56, 216-217.

[7] Avia M. D. y Vásquez, C. (1998) Optimismo inteligente. Psicología de las emociones

positivas. Madrid: Ed. Alianza.

[8] Fehr , E. y Fischbacher , U. (2003 )  ” La naturaleza del altruismo humano ” . Naturaleza, 425, 785- 791.

[9] Peterson, C. (2006). Una cartilla en la Psicología Positiva. Nueva York: Oxford University Press.

[10] Bonanno, G. A. (2005)  “Resiliencia en la cara de un trauma potencial” Current Directions en Psychological Science, 14, 135-138.

[11] Linley, P. A. y José, S. (2004). “Cambio positivo después de un trauma y adversidad: Un revisión”. Journal of Traumatic Stress , 17 , 11-21

[12] Seligman, M.E.P. (2005). La auténtica felicidad (M. Diago & A. Debrito, Trads.). Colombia: Imprelibros, S.A. (Trabajo original publicado en 2002).

[13] Lykken, D. (2000). La naturaleza y la crianza de alegría y satisfacción. Nueva York: St. Martin s Griffin.

[14] Csikszentmihalyi, M. (1990). Flujo hallazgo: La psicología de la experiencia óptima. New York, NY: Harrer y Row.

[15] Lyubomirshy, S. (2001). ¿Por qué algunas personas son más felices que otros? American Psychologist, 56, 239-249.

[16] Chico, E. L. (2002) Optimismo disposicional como predictor de estrategias de afrontamiento. Psicothema, 14 (3), 544-550.

[17] Diener, E. & Lucas, R. (1999)  La personalidad y el bienestar subjetivo. En D. Kahneman, Diener y E. N. Schwartz (Eds.). Bienestar: Los fundamentos de la psicología hedónica (p. 213-229.). Nueva York: Fundación Russell Sage.

[18] Taylor, S.E., Kennedy, M.E., Reed, G. M., Bower, J.E. & Gruenewald, T.L. (2000) Recursos Psicológicos. ilusiones positivas y salud. American Psychologist, 35, 99-109

[19]  Ryff, Carol. D. (1989) “La felicidad es todo, ¿o no? Exploraciones sobre el significado de bienestar psicológico”. Journal of Personality and Social Psychology, 57, 1069-1081.

[20] Keyes, C. L. M. y López, S. J. (2002) ” Hacia una ciencia de la salud mental: Los sentidos positivos en el diagnóstico y las intervenciones” En C. R. Snyder y S. J. López (dirs), Manual de psicología positiva (p. 45-59 ) . Londres: Oxford University Press.

[21] Gable, S. L. & Haidt, J. (2005). ¿Qué (y por qué) es la psicología positiva? Reviw de Psicología General, 9 (2), 102-110.

[22] Resnick, S., Warmoth, A. & Selin, I.A. (2001). La psicología humanista y la conexión de la psicología positiva: implicaciones para la psicoterapia. Revista de Psicología Humanista, 41, 73-101.

[23] Miguel-Tobal, J.J., Casado, M.I., Cano-Vindel, A. & Spielberger, C.D. (1997). El estudio de la ira en los trastornos cardiovasculares mediante el empleo del Inventario de Expresión del Estado y Rasgo-STAXI. Ansiedad y Estrés, 3 (1), 5-20.

[24] Cuadra, H. & Florenzano, R. (2003). El bienestar subjetivo: hacia una psicología positiva. Revista de Psicología de la Universidad de Chile, 12 (1), 83-96.

[25] Christenson, S.L. & Sheridan, S.M. (2001). Las escuelas y las familias: Creación de conexiones esenciales para el aprendizaje. Nueva York: Guilford Press.

[26] Hughes, J.N. (2000). El papel esencial de la teoría en la ciencia del tratamiento de los niños más allá de los tratamientos con apoyo empírico. Diario de la Escuela de Psicología, 38, 301-330.

[27] Akin-Little, K.A., Little, S.G. & Delligatti, N. (2004). n modelo preventivo de la consulta de la escuela: la incorporación de las perspectivas de la psicología positiva. Psicología en las Escuelas, 41 (1), 155-162.

[28] Terjesen, M.D. Jacofsky, M. Froh, J & DiGiuseppe, R. (2004). La integración de la psicología positiva en las escuelas: Implicaciones para la práctica. Psicología en las Escuelas, 41 (1), 163-172.

[29] Meyers, J. & Nastasy, B.K. (1999). La prevención primaria en el entorno escolar. En T. Gutkin & C. Reynolds (Eds.). El manual de psicología escolar (3ª. Ed.). (Pp. 764-799). Nueva York: Wiley.

[30] Eccles, J.S. & Gootman, J.A. (2002). Programas Comunitarios en favor del desarrollo de la juventud. Washington, DC: National Academic Press.