“Uno de los aspectos claves para el cultivo del cerezo es la correcta elección de la zona agroclimática. El cerezo es un fruto delicado que requiere frío en invierno, idealmente acumulando temperaturas de entre 4 a 7 grados; y luego, calor primaveral, para poder florecer y desarrollar los frutos. Por ello, tengo que buscar un área de climas benignos, sin lluvias en floración, sin granizo, sin heladas y con poca cantidad de días nublados. En términos de suelo, necesita suelos relativamente profundos, aireados y fértiles”, explicó Ayala.
La especialista indicó que los cultivos de cerezo requieren frío invernal, con necesidades que varían entre 500 y 1.500 horas frío según la variedad. Durante la floración y hasta la cosecha, el cerezo necesita calor, acumulando entre 450 y 700 días grado. “Se requiere primaveras benignas, con temperaturas de entre 18 y 24 grados y sin accidentes climáticos (…) Si no priorizamos el clima, vamos a tener mermas productivas, como frutos dobles, daños a la fruta, partiduras, deshidratación del fruto, así como un menor rendimiento”, agregó.
Otro aspecto crucial es entender la genética del cerezo, lo cual determinará los rendimientos, la calidad, la precocidad de la plantación y la vida del fruto poscosecha. “En cerezos es muy importante tener cerezas que tengan una buena vida de postcosecha porque los mercados están distantes, a menos que se utilice la vía aérea para las exportaciones”, remarcó Ayala.
Conocer la genética del cerezo permitirá a los productores peruanos seleccionar las variedades adecuadas para las condiciones climáticas del país. “Por eso menciono que elegir el paquete tecnológico [para el desarrollo del cerezo en el Perú] depende de ustedes. No puede ser solo un copy-paste [de casos de éxitos de otros países]. En Chile, por ejemplo, tenemos pocas variedades que nos sirven”, concluyó Ayala.