La función de producción definida por Mochón (2006) especifica la relación entre la cantidad de factores utilizados para producir un bien y la cantidad producida de ese bien. Muchos de los factores que se emplean en la producción son bienes de capital, tales como maquinarias, edificios, etc. Si quisiéramos aumentar la producción a corto plazo, algunos de estos factores (los factores fijos) no podrían incrementarse en el corto plazo y sólo sería posible aumentar la producción con mayores cantidades de aquellos (los factores variables), como el factor trabajo, cuya adquisición en mayores cantidades sí resulta factible en un breve período de tiempo.
Galarza y Díaz (2015) nos dicen que la producción es el resultado de la transformación de insumos, dadas una tecnología. La teoría económica resume esta relación cuantitativamente en funciones de producción:
Y= F (M, HL, FL, L)
Donde Y es el nivel de producto, que depende del uso de insumos, como materiales (M), trabajo contratado (HL) y familiar (FL) y tierra (L). Una forma funcional usada frecuentemente para el caso de la producción agrícola es la Cobb- Douglas:
Y= A Ma HLb FLc Ld ce
Donde a, b, c y d son parámetros fijos y A es una variable que puede representar múltiples elementos, desde el estado de la tecnología a la eficiencia intrínseca del productor. El primero caso se refiere a la heterogeneidad tecnología: tecnologías más avanzada permitirían incrementar a la tasa a la que se trasforman los insumos en producto (un A más alto).